Más Erre.- Con el daikiri entre los labios, Lhorktezuma se
aburría soberanamente: le sabía a agua de florero, y ello era debido a la gripe
galopante que había hecho presa en él desde hacía unos días, lo que le ponía de
muy mal humor.
Un esclavo acababa de entrar en el salón del trono,
y le anunciaba una visita.
- Majestad, ha venido a veros Hernán Lhorktés.
-Excelente, excelente. Que pase.
El excelso conquistador, con su casco bajo el
brazo, entro en la sala y saludó al emperador azteca.
-¿Qué te trae por aquí, Hernie?
-Asuntos de trabajo.- El español parecía agobiado,
se le veía cansado del largo viaje. -Tengo que encontrar a Curro y llevárselo
al jefe, que está que echa chispas. Y, desde luego, en el Caribe no está. ¿No
le habrás visto?
-Me temo que no, amigo mío.- Se lamentó Lhorktezuma.
-Sí que pasó por aquí hace un par de años, pero, desde entonces, no he vuelto a
saber nada de él.
-Bueno, qué le vamos a hacer.- Se resignó el conquistador.
-Veo que has cogido un buen gripazo.
-Esto me pasa por irme a Cancún a bañarme en pleno
invierno.- Se lamentó el emperador azteca. -Uno no está ya para estos trotes,
¿sabes?
-Vente a tomar una copa al pub de la esquina.- Le
animó Hernán. -Ya sabes que el alcohol si no mata, al menos ahoga los virus y
los bacilos.
-Como no tengo otra cosa mejor que hacer...
El local en cuestión se llamaba "El Azteca
Borracho", y lo habían abierto un
par de meses antes. La clientela era selecta, y la música, a todo volumen,
estridente.
El día transcurría tranquilo, con charlas
intrascendentes sobre fútbol, política, mujeres,... hasta que llegó la hora de
pagar las rondas.
Hernán Lhorktés acababa de poner un billete sobre la
barra, cuando Lhorktezuma le miró con cara de pocos amigos.
-No, esto lo pago yo.- Le advirtió con una sonrisa.
-¿Por qué?- Se sorprendió el español. -Si al fin y
al cabo la idea ha sido mía, y te he invitado yo.
-Ah, pero estás en mis tierras, amigo mío.- Se burló
el azteca. -Así que pago yo.
-¿Acaso insinúas que tu oro es mejor que el mío?-
Comenzaba a soliviantarse el conquistador.
-Al fin y al cabo, el oro español procede de
nuestras arcas.- Le advirtió el emperador. -¿Qué más te da que gaste un poco en
estas copas?
-Mira, esto no puede seguir así.- Hernán Lhorktés
estaba francamente mosqueado. -Si no me dejas pagar, tu y yo vamos a tener un
problema.
-Ya veo.- El tono de Lhorktezuma era peligroso. -Así
que, en realidad, lo que te pasa es que nos consideras una pandilla de
salvajes sin cultura, ¿no es así?
-¿Acaso he dicho yo algo así?
-Oye, hemos sido amigos durante mucho tiempo. Yo he
ido a visitarte varias veces, y tú a mí otras tantas.- El emperador se estaba
cansando ya de tanta palabrería. -si no eres capaz de dejar de ser tan cabezón,
es mejor que te vayas.
-Muy bien.- Admitió el español. -Ya que me quieres
echar, te vas a enterar de lo que vale un peine. Voy a convocar a mis hombres,
y te voy a dar una lección que no olvidarás jamás.
-Inténtalo, estúpido.- Se burló Lhroktezuma. -Me voy
a comer a tus quinientos españoles con patatas.
Hernán Lhorktés salió hecho un basilisco, y llamó a
sus hombres a la guerra.
Lo que vino tras esta discusión está reflejado en
los libros de Historia: el español conquistó el imperio azteca; además, mandó
llamar a su amigo Pizalhork para que se encargara de las gentes del Sur.
Jose Francisco
Sastre García
Nota de la redacción: El sr. Sastre ha vuelto a atacar tras una
temporada de silencio. Cuando ya creíamos que se había olvidado de nosotros y
nos iba a dejar en paz, va y nos deja en la puerta el artículo que acaban de
leer. El guardia de seguridad pudo ver su silueta cuando se retiraba y, aunque
corrió tras de él, no consiguió alcanzarle; en medio de la oscuridad, le
pareció distinguir que el interfecto huía en patinete. En el sobre que nos
entregó a la mañana siguiente pudimos leer "Para quien se atreva, con mi
maldición y la de Crom", y lo firmaba, lo crean o no, Conan.
Hemos presentado la denuncia pertinente ante las
autoridades para que encuentren y encierren de una vez a nuestro antiguo
articulista. Nos parece absolutamente intolerable que gente así se burle de los
lectores y se invente semejantes patrañas con tal de vender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario