sábado, 12 de agosto de 2017

LA CABAÑA DEL BOSQUE

LA CABAÑA DEL BOSQUE

José Francisco Sastre García

            Una nueva entrega de Suseya Ediciones, una antología con once autores que componen un mosaico de relatos de una manera que empieza a cobrar cuerpo y moda en la literatura: la composición de relatos independientes sobre un sustrato inicial, un hilo argumental que los sujeta entre sí para componer lo que podría ser una novela pero que en realidad no es tal, sino una sucesión de historias enlazadas de manera que el resultado final del conjunto es un todo coherente y elaborado.
            Esta idea no es nueva, aunque como ya digo empieza a revitalizarse con autores que han apostado por este modelo para huir de las antologías directas, de la mera presentación de relatos inconexos entre sí y que, como mucho, tienen un tema argumental común: en el origen de este recurso podemos citar, por ejemplo, las Mil y Una Noches, en las que la princesa Scherezade cuenta a su sultán una historia tras otra, encadenándolas de tal manera que lo mantiene atrapado e interesado en la narración hasta que, finalmente, ordena la liberación que la pena capital que había decretado sobre la mujer en cuanto se aburriera sea abolida; o Los Tres Impostores, de Arthur Machen, en el que tres personajes confabulan para contar historias aparentemente inverosímiles a los protagonistas hasta llegar a un final tan inesperado como impactante.
            En este caso, el nexo común que mantiene conectados a todos los relatos es el hecho de que once autores, cansados de intentar salir adelante en el complicado mundo de publicar libros y conseguir el éxito, acaban por reunirse en una cabaña en medio de un bosque, donde empezarán a pensar cómo crear algo nuevo, algo inédito que haga que los lectores se vuelquen en ello con avidez, buscando una fórmula que les permita salir del anonimato. ¿Y qué mejor manera de conseguir algo así que lanzar un brainstorming, una tormenta de ideas? Cada uno narrará una historia suya, propia, con la que intentarán jugar todos para alcanzar ese punto novedoso, adictivo, que andan buscando. Y el resultado será en verdad sorprendente.
            Once autores… Cada uno de ellos con su propio estilo, su propia manera de narrar, lo que en principio haría que el conjunto, diseñado de una manera tan concreta, resultase dispar y caótico, y que perdiera fuerza; sin embargo, no es esto lo que ocurre: precisamente el hecho de que estas narraciones sean distintas unas a otras en forma y estilo hace que se imbriquen entre sí, generando una idea general de coherencia que resulta muy agradable de seguir y leer, un todo con un ritmo perfectamente adecuado a la trama que se desarrolla por debajo de las historias que se van contando; así, todo se va compaginando, se va engranando como las piezas de una maquinaria engrasada a la perfección, dotando al libro de una calidad superior a la de cada autor por separado.
            Aquí el horror surge en los lugares y situaciones más inesperadas, un miedo que brota de la cualidad de los personajes, de la elaboración de unos escenarios que, aunque anodinos, resultan sumamente eficaces, manejados por los escritores, para ser fuentes de pesadillas infames que consiguen que el lector, por momentos, sienta que es acechado por la malevolencia de quienes persiguen el mal, de quienes buscan el placer y el regocijo en el dolor y la muerte ajenos… Pero no sólo existe el horror, el miedo, también hay esperanza, amor y deseos cumplidos, el efecto catártico está servido: la cabaña del bosque sirve para mostrar los demonios y también los ángeles, para demostrar que en el corazón y la mente humana todo es posible, desde lo mejor hasta lo peor.
            Once estilos, once formas de narrar, once historias que se unen entre sí para conformar un libro que merece la pena leer…


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