THE
NEW LHORK HERALD TRIBUNE
EL
CICLO ARTURICO
Más Erre.- Artulhork y Merlín se encontraron en el patio del
castillo. Como tal, Camelhork era una maravilla de la estética y la
fortificación, pero como comodidad, dejaba bastante que desear.
-Merlín -comenzó el rey-, necesito que me encuentres
Excalilhork. Anoche estuve haciendo unas... llamémosles gestiones, y
desapareció misteriosamente.
-Un simple conjuro, majestad, y la espada acudirá
junto a mí esté donde esté -aseguró el mago con un gesto teatral.
Sin embargo, el hechizo no funcionó ni bien ni mal:
simplemente, no funcionó. Excalilhork no aparecía por ninguna parte.
-¿Y qué puedo hacer? -se lamentó Artulhork, mirando
a su alrededor-. Necesito un arma, un símbolo que enardezca a los hombres.
-Veremos que puedo hacer -comentó Merlín, con la
mano en el bolsillo.
"Veamos, una cerilla... No, esto todavía no se
ha inventado -la tiró por encima del hombro, sin darse cuenta de que se había
encendido a causa de una chispa mágica-. Un garrote... No, muy arcaico. Una
revista de Lhork... No, no creo que esto impresionase al enemigo. Una
pistola... No, esto es demasiado moderno. Una ametralladora pesada... No,
esto es excesivo. La gente no lo entendería.
Mientras sacaba trastos y más trastos de sus mangas
y bolsillos no dejaba de hablar para sí mismo, acerca de cosas que Artulhork no
era capaz de comprender.
Preguntándose dónde rayos guardaría todo aquel
arsenal que le estaba enseñando, el rey observó atónito como el mago sacaba,
sucesivamente, granadas de mano que estallaban al caer detras de Merlín (no se
daba ni cuenta, pero les quitaba el seguro), bazookas, morteros del 120, e
incluso, para mayor sorpresa de Artulhork, un Abrams, un Apache, un F-117A, e
incluso un misil nuclear.
-Cuatro cabezas nucleares, majestad -comentó como
quien no quiere la cosa-. No sé exactamente qué será eso, pero parece que si se
lo tiras a tus enemigos les vas a hacer algo más que un chichón.
Finalmente, Artulhork estuvo a punto de estrangular
a su mago real: de entre los pliegues de su túnica sacó Excalilhork, la cual,
atada a su empuñadura, llevaba una liga rosa con briznas de paja.
-Esto -Merlín bajó el rostro, que se le había
encendido como un tomate-... Majestad, acabo de recordar lo que quería deciros:
encontré esta mañana vuestra espada en el pajar del ala Este, con este...
objeto, atado a ella.
-Bueno, yo -se disculpó el rey-... Verás, es que...
-Sí, majestad -admitió el mago con un guiño-.
Asuntos ineludibles. Igual que vuestra visita trimestral al templo de San Lhork
de Arenjún, o vuestra búsqueda del Cetro de Trados.
-Por supuesto, Merlín, por supuesto. Y, como te
puedes imaginar, no has visto ni oído nada.
-Si os referís a cierta campesina que ví anoche
dirigiéndose al pajar, desde luego que no he visto nada.
Artulhork envainó su espada con violencia. No le
había gustado lo más mínimo descubrir que alguien sabía de sus pendoneos.
-Por cierto, majestad, ¿qué pensáis hacer al respecto
de sir Lancelhork y Ginebra? -inquirió Merlín suavemente, previendo la cólera
que parecía poseer al rey por momentos.
-¿A qué os referís, mago?
-Esto... Creía que era del dominio público. Todo el
mundo lo comenta.
-Ah, te refieres a lo de los cuernos, ¿no? -el rey
se echó a reír a carcajadas- Podéis estar todos tranquilos, porque no pasa
nada.
"Lo que os ocurre es que sois unos cotillas,
que creéis saberlo todo y, en realidad, no sabéis nada.
"Mira, Merlín, mi mujer está tranquilamente en
sus habitaciones, y el caballero Lancelhork en un rincón oscuro de las
caballerizas dándole a la ginebra.
"¿Por qué crees que no pudo encontrar el Cetro
de Trados? Llevaba tal tajada encima que apenas si podía sostenerse sobre su
magnífico caballo blanco, y lo único
que consiguió fue perderse por el bosque de Broceliande... De donde, por
cierto, le sacó a patadas Morgana. Según pude entender después sus balbuceos,
la bruja le intentó seducir, pero el galante caballero no sucumbió a las
tentaciones. Me temo que las mujeres se van a llevar una decepción muy grave
con Lancelhork. Ya ves, un caballero tan aguerrido, tan varonil, echado a
perder de esa manera.
"Así que ya sabes, Merlín. No pasa nada.
Y charlando animadamente acerca del contenido del
último número de Lhork, entraron en la sala principal del castillo, donde les
esperaba la radiante reina Ginebra.
Jose Francisco Sastre
García
Nota de la redacción: Sin comentarios. ¿Para qué vamos a molestarnos
en decir nada que no sepan? Hemos tirado la toalla. Es inútil, humanamente
inútil, intentar evitar que nuestro antiguo articulista desaparezca tanto de
nuestras vidas como de las suyas. En esta ocasión, pese a la estricta y férrea
vigilancia que poseemos en la redacción del Círculo, se nos coló en el edificio
por la chimenea cual Papá Noel chalado. Cuando nuestros vigilantes quisieron
darse cuenta, había entrado en su antiguo despacho y aporreaba las teclas del
ordenador, una figura llena de hollín y cenizas que más parecía una sombra que
una persona. Precisamente debido a la capa de mugre que le cubría fue como
consiguió dar el esquinazo a los guardias de seguridad, pues cuando uno de
ellos le echó los brazos alrededor del cuerpo para detenerle, salio despedido,
cual pez de entre las manos, rompiendo el cristal de una ventana y aterrizando,
según creyeron discernir nuestros agentes, en el toldo de un restaurante, desde
el que salió despedido hasta el mástil de una bandera, donde se agarró
desesperadamente sin poder sujetarse como es debido, por lo que terminó cayendo
en una alcantarilla de la que alguien había quitado la tapa. Hasta el momento
no hemos tenido ninguna nueva noticia de sus andanzas, y, francamente, ya hemos
perdido la esperanza de atraparle alguna vez.
Jajajajaj! Me gusta esta versión!!¡ Besos!
ResponderEliminarBuenas noches, Hada. Muchas gracias, me alegro de que te guste esta versión acerca de las andanzas de los alegres caballeros de la Mesa Ovalada, digo, Redonda. Forma parte de una serie de "artículos" que escribí hace tiempo, utilizando como base la historia y las leyendas, y el grupo con el que estoy asociado, el Círculo de Lhork... En el blog están más o menos la mitad, el resto irán apareciendo poco a poco...
EliminarGuay! Pues seguiré estas andanzas de la Mesa Ovalada, digo, Redonda! Saludos José Francisco!
EliminarJajajaja... Me parece estupendo, Hada. Muchas gracias por tu apoyo.
ResponderEliminar