MARS
ATTACKS
¡NOS
INVADEN LOS ENANOS VERDES CABEZONES!
Jose
Francisco Sastre García
Recientemente
he tenido la oportunidad de ir a ver la última película de Tim Burton, Mars
Attacks. Tras leer las diferentes críticas vertidas al respecto y el visionado
del filme, francamente, me parece que no hay demasiado que comentar.
Estamos
hablando de un vehículo de mero entretenimiento, de pura diversión al servicio
de un público poco o nada exigente. Al fin y al cabo, ¿a qué va la mayoría de
la gente al cine? ¿A meditar sobre la insoportable levedad del ser, de la
coyuntura problemática de una familia que filosofa acerca de los secretos más
recónditos de la vida y el alma, o meramente a evadirse de la realidad y a
divertirse un rato?
En suma,
esto es lo que es la película: un instrumento del que se sirve Tim Burton para
hacernos pasar un rato entretenido, con pinceladas de sátira contra el pueblo
americano (y, en muy menor medida, el francés) que saltan a la vista a poco que
se mira la pantalla grande.
¿Y qué más
da si nosotros, pobres españoles, no podemos entender algunos puntazos propios
de la sociedad americana, como la alusión de Glenn Close a la lámpara de una
anterior Primera Dama? Si con el resto del visionado de una pandilla de enanos
verdes cabezones con muy mala leche, gamberros por antonomasia y obsesivos por
la conquista de la Tierra
nos divertimos, ¿qué más necesitamos?
La
película en sí tiene buenos efectos especiales, y los golpes de humor son muy
clásicos, reforzando esa idea de que al cine uno va a divertirse, a
entretenerse. Como ejemplo, la imagen de los malvados marcianos persiguiendo y
desintegrando a todo el mundo bajo el lema: "No huyan, somos sus
amigos".
De los
actores se puede decir cualquier cosa menos que han actuado con propiedad: un
Nicholson neurótico en dos papeles que borda, un Michael J. Fox que, por
fortuna, desaparece pronto, o un Pierce Brosnan en un papel que le cae como
anillo al dedo, son meras muestras de unas actuaciones que se limitan,
básicamente, a dejar correr a los personajes.
La
conclusión es obvia: aunque no puedo decir que me ha entusiasmado, si puedo
recomendar a todo aquel que quiera pasar un buen rato que vaya a verla. Lo más
delirante es la manera de acabar con la invasión, aunque la aparición de Tom
Jones tampoco está nada mal: Blancajones y los Siete Animalitos. El que la haya
visto lo entenderá, y el que no... bueno, que vaya a verla.
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