lunes, 17 de noviembre de 2014

EL NECRONOMICON



EL NECRONOMICON

Jose Francisco Sastre García

El mayor grimorio de la Historia, aquel en cuyas páginas se destila un saber prohibido, a saber, la historia de los Dioses Antiguos y las fórmulas para su invocación a este mundo, amén de reflejo de todas las razas pervertidas, humanas o no, que los adoran; ése es el Necronomicon, el Libro de los Nombres Muertos. En él tienen cabida las más delirantes fantasías de H. P. Lovecraft, el escritor de Providence que acabó convirtiéndose en maestro indiscutible del género de terror con la génesis de la cosmogonía de los Mitos de Cthulhu.
Resulta curioso como, a partir de la aparición de los relatos de este escritor, se ha ido gestando una parafernalia asombrosamente grotesca acerca del contenido de tales historias, tratando de trasladarlos a la realidad cotidiana a toda costa. Así, se ha llegado hasta el punto de que el Necronomicon encabeza la lista de libros más buscados del mundo, al tiempo que han aparecido algunas sectas de carácter claramente lovecraftiano.
Debido a esta neurosis, se ha llegado al extremo de hacer un estudio de tal libro, llegando incluso al punto de considerarlo real y de pensar que Lovecraft no se lo inventó. ¿Es realmente ése el caso, o no se trata más que de otra idea paranoide? La idea no es mía, sino de Javier Arriés, creador de dicho artículo en las páginas de la revista Año Cero nº 92, de Marzo de 1998.
Haciendo un análisis del artículo, me temo que no resiste la "prueba del algodón". ¿En qué se basa el autor para decirnos que el Necronomicon existe en verdad? Para empezar, el seguimiento que hace tanto de Abdul Alhazred, el supuesto creador del libro conocido originariamente como Al Azif, como del propio libro, proceden de la obra de Lovecraft. Y es que, de hecho, no hay más fuente que ésa: ANTES de los Mitos de Cthulhu no existía referencia alguna a un libro o grimorio con invocaciones para atraer a temibles seres de la categoría de Cthulhu, Tsathoggua, Nyarlatothep o Yog Sothoth, por citar tan sólo algunos; las especulaciones sobre la existencia del tomo maldito vienen a posteriori, DESPUES de que Lovecraft escribiera sus relatos. Si a esto le añadimos la especulación acerca de que el maestro de Providence estaba siendo controlado por estos seres, ¿qué nos queda? Sin ánimo de tachar de locura o asignar enfermedad mental alguna al escritor de este artículo, me temo que la única conclusión posible es que estamos removiendo un caldero vacío.
Además de esto, tenemos otro motivo para negar la existencia de dicho libro como tal. Al parecer, copias de dicho libro se encuentran repartidas de la siguiente manera: el British Museum de Londres, la Bibliothèque Nationale de París, la Universidad Miskatonic de Arkham (¡¿Pero existe Arkham?!), la Biblioteca de La Universidad de Buenos Aires, la de San Marcos en Lima, la Biblioteca Widener de Cambridge, la Biblioteca del Vaticano, la del Cairo, y, para rematar la broma, la Biblioteca de Simancas. Si a esto le añadimos que también circulan copias entre diversas sectas, ¿qué obtenemos? Algo parecido a un secreto a voces. Además de eso, como es de suponer que más de una de esas sectas habrá intentado usar el grimorio, a estas alturas el Gran Cthulhu debería regir nuestros destinos en medio de un caos total sobre el que volarían las esferas vivientes de Yog Sothoth, y los Profundos deberían campar a sus anchas, así como todo el resto de la cosmogonía lovecraftiana. ¿Cabe pensar que con tantas copias sean todas defectuosas? Al parecer, eso piensa el autor del reportaje de Año Cero, ya que especula con la posibilidad de que el Necronomicon podría estar compuesto, ni más ni menos, que por los siguientes grimorios: "Kitab-al-Uhud" y "La Clavícula de Salomón", de origen medieval, además de versiones de estos libros, como parecen ser el Quinto y Sexto Libro de Moisés, así como "La Espada de Moisés". Añade además que todo esto no son más que partes de una obra de magia egipcia conocida como el "Papiro de Leyden".
También se mete en el ajo al padre de Lovecraft, Winfield, del que se especula con que fuera miembro de la francmasonería egipcia fundada por Cagliostro. Mencionan precisamente a Giuseppe Balsamo, conocido como Cagliostro, y famoso por crear una buena polémica: se le supone un farsante, un estafador que recorrió Europa forrándose a costa de la credulidad de una sociedad deslumbrada por el misterio egipcio y oriental. Quizás fuera así, quizás no, pero ahí está la cuestión: la sociedad surgida bajo su férula, ¿es real, o tan sólo una imagen falaz?
También se menciona a John Dee, famoso mago isabelino: se dice que su diario, el "Liber Logaeth", sería otra copia, también incompleta, del Necronomicon. Recordemos que Dee era famoso por invocar a los muertos, no a seres horrendos y amorfos como los Primigenios. No se debe desestimar a la ligera, puesto que parece ser que este diario fue descifrado y el resultado fue la aparición de los nombres deformados de varios Primigenios. ¿Hasta qué punto podemos fiarnos de eso, cuando hoy en día, alguien ha sido capaz de descifrar la Biblia y encontrar en su código profecías acerca de los sucesos del siglo XX?
Se llega a afirmar incluso que el Libro de los Nombres Malditos en realidad es un derivado de un libro más antiguo: el "Sauthenerom", el Libro de la Ley de la Muerte, del cual diríase que es la primera mención que se hace, es decir, ¿se trata de un libro real?.
También aparecen mencionados en el artículo, en relación con el Necronomicon, la "Golden Dawn" y otras sociedades como la OTO, y se especula con que Aleister Crowley tuviera otra copia del Necronomicon, así como el propio biógrafo de Lovecraft, Sprague de Camp. Como pueden comprobar, tal parece que un libro maldito del que nadie tiene noticias contundentes y definitivas circula por todas partes sin que nadie llegue a verlo realmente.
Sí que resultan curiosos, por ejemplo, algunos detalles relacionados con el Necronomicon y los Mitos de Cthulhu:
-   El investigador Robert Turner encontró, entre los papeles de John Dee, una carta fechada en 1573 y remitida de forma ANONIMA a Dee, en la que se mencionaba "la ciudad semisumergida de Donwiche, un lugar rico en yacimientos arqueológicos al que los romanos llamaron Sito Magnus". Lovecraft escribió "El Horror de Dunwich", pero esto puede significar que el escritor de Providence tuvo acceso a esa información y que utilizó el nombre antiguo para su historia.
-   La relación evidente entre los Profundos lovecraftianos y las leyendas de hombres marinos que existen a lo largo de toda la historia y la geografía: sirenas, tritones, e incluso los marinhos gallegos se pueden asimilar a esta raza de subhumanos. Pero, de la misma manera que en el caso anterior, lo más lógico es pensar que Lovecraft conocía esas leyendas, o al menos parte de ellas, y las utilizó para sus relatos.
-   La Ciudad de las Columnas, Irem, de la que Lovecraft habla en su obra y sobre la que existen leyendas árabes en el desierto de Rub el Khali, poblado supuestamente por demonios de todo tipo. Actualmente parece haber aparecido, lo que indicaría únicamente que las leyendas árabes eran ciertas, y que ese lugar existe. Pero volvemos siempre sobre el mismo punto: el acceso del genio de Providence a tales leyendas, y su uso en sus historias.
-   Un detalle adicional, irrelevante, pero también en la misma línea: en el artículo figuran unos símbolos supuestamente ligados al Necronomicon. Pues bien: si tomamos de la colección de cómics "Conan el Bárbaro" el número 79 y buscamos la historia dibujada por Barry Smith "El Monstruo de los Monolitos", que no es más que una adaptación libre y sui generis de "La Piedra Negra", de Howard, un relato de los Mitos de Cthulhu, veremos que los símbolos de los monolitos se parecen, aunque son mucho más sofisticados, a los del artículo. ¿Casualidad? No me parece probable. Pienso más bien que el dibujante buscó la ambientación adecuada, y la encontró en esa especie de alfabeto de la que hemos hablado al principio de este punto.

Como compendio de toda esta exposición, les diré en resumen la sensación que me da todo esto: que Lovecraft poseía mucha información acerca de Crowley, la "Golden Dawn", las antiguas leyendas y los grimorios, y lo único que hizo para crear su legendario Necronomicon fue tomar como base alguno de estos libros medievales y reformarlo para adaptarlo a su cosmogonía cthulhiana. Y que los investigadores se han empeñado en ver las cosas al revés. Unicamente hay que pensar en lo que expuse al principio de este artículo: sólo se empieza a estudiar la existencia del libro maldito a raíz de su aparición en los relatos del genio de Providence, y no antes. Y eso debería bastar.

2 comentarios:

  1. Genial artículo, colega. Precisamente hoy he estado leyendo al maestro de Providence con dos de sus relatos jeje. La gente se empeña en buscar realidad donde impera la imaginación del escritor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas noches, José Antonio. Efectivamente, el Necronomicon es lo que és, una obra de ficción, aunque pueda estar basada en grimorios reales... En cuanto a Lovecraft, digamos que es uno de mis cuatro pilares fundamentales de lectura, así que puedes imaginarte que tengo homenajes a su maestría, y que es posible que vean la luz a no tardar... De hecho, hay varias alusiones a los Mitos en la saga de Calet, jejeje...

      Eliminar