EL
NECRONOMICON
Jose
Francisco Sastre García
El mayor
grimorio de la Historia,
aquel en cuyas páginas se destila un saber prohibido, a saber, la historia de
los Dioses Antiguos y las fórmulas para su invocación a este mundo, amén de reflejo
de todas las razas pervertidas, humanas o no, que los adoran; ése es el
Necronomicon, el Libro de los Nombres Muertos. En él tienen cabida las más
delirantes fantasías de H. P. Lovecraft, el escritor de Providence que acabó
convirtiéndose en maestro indiscutible del género de terror con la génesis de
la cosmogonía de los Mitos de Cthulhu.
Resulta
curioso como, a partir de la aparición de los relatos de este escritor, se ha
ido gestando una parafernalia asombrosamente grotesca acerca del contenido de
tales historias, tratando de trasladarlos a la realidad cotidiana a toda costa.
Así, se ha llegado hasta el punto de que el Necronomicon encabeza la lista de
libros más buscados del mundo, al tiempo que han aparecido algunas sectas de
carácter claramente lovecraftiano.
Debido a
esta neurosis, se ha llegado al extremo de hacer un estudio de tal libro,
llegando incluso al punto de considerarlo real y de pensar que Lovecraft no se
lo inventó. ¿Es realmente ése el caso, o no se trata más que de otra idea
paranoide? La idea no es mía, sino de Javier Arriés, creador de dicho artículo
en las páginas de la revista Año Cero nº 92, de Marzo de 1998.
Haciendo
un análisis del artículo, me temo que no resiste la "prueba del
algodón". ¿En qué se basa el autor para decirnos que el Necronomicon
existe en verdad? Para empezar, el seguimiento que hace tanto de Abdul
Alhazred, el supuesto creador del libro conocido originariamente como Al Azif,
como del propio libro, proceden de la obra de Lovecraft. Y es que, de hecho, no
hay más fuente que ésa: ANTES de los Mitos de Cthulhu no existía referencia alguna
a un libro o grimorio con invocaciones para atraer a temibles seres de la
categoría de Cthulhu, Tsathoggua, Nyarlatothep o Yog Sothoth, por citar tan
sólo algunos; las especulaciones sobre la existencia del tomo maldito vienen a
posteriori, DESPUES de que Lovecraft escribiera sus relatos. Si a esto le
añadimos la especulación acerca de que el maestro de Providence estaba siendo
controlado por estos seres, ¿qué nos queda? Sin ánimo de tachar de locura o
asignar enfermedad mental alguna al escritor de este artículo, me temo que la
única conclusión posible es que estamos removiendo un caldero vacío.
Además de
esto, tenemos otro motivo para negar la existencia de dicho libro como tal. Al parecer,
copias de dicho libro se encuentran repartidas de la siguiente manera: el
British Museum de Londres, la Bibliothèque Nationale de París, la Universidad Miskatonic
de Arkham (¡¿Pero existe Arkham?!), la Biblioteca de La Universidad de Buenos
Aires, la de San Marcos en Lima, la Biblioteca Widener
de Cambridge, la Biblioteca
del Vaticano, la del Cairo, y, para rematar la broma, la Biblioteca de Simancas.
Si a esto le añadimos que también circulan copias entre diversas sectas, ¿qué
obtenemos? Algo parecido a un secreto a voces. Además de eso, como es de
suponer que más de una de esas sectas habrá intentado usar el grimorio, a estas
alturas el Gran Cthulhu debería regir nuestros destinos en medio de un caos
total sobre el que volarían las esferas vivientes de Yog Sothoth, y los
Profundos deberían campar a sus anchas, así como todo el resto de la cosmogonía
lovecraftiana. ¿Cabe pensar que con tantas copias sean todas defectuosas? Al parecer,
eso piensa el autor del reportaje de Año Cero, ya que especula con la
posibilidad de que el Necronomicon podría estar compuesto, ni más ni menos, que
por los siguientes grimorios: "Kitab-al-Uhud" y "La Clavícula de
Salomón", de origen medieval, además de versiones de estos libros, como
parecen ser el Quinto y Sexto Libro de Moisés, así como "La Espada de Moisés". Añade
además que todo esto no son más que partes de una obra de magia egipcia
conocida como el "Papiro de Leyden".
También se
mete en el ajo al padre de Lovecraft, Winfield, del que se especula con que fuera
miembro de la francmasonería egipcia fundada por Cagliostro. Mencionan
precisamente a Giuseppe Balsamo, conocido como Cagliostro, y famoso por crear
una buena polémica: se le supone un farsante, un estafador que recorrió Europa
forrándose a costa de la credulidad de una sociedad deslumbrada por el misterio
egipcio y oriental. Quizás fuera así, quizás no, pero ahí está la cuestión: la
sociedad surgida bajo su férula, ¿es real, o tan sólo una imagen falaz?
También se
menciona a John Dee, famoso mago isabelino: se dice que su diario, el
"Liber Logaeth", sería otra copia, también incompleta, del
Necronomicon. Recordemos que Dee era famoso por invocar a los muertos, no a
seres horrendos y amorfos como los Primigenios. No se debe desestimar a la
ligera, puesto que parece ser que este diario fue descifrado y el resultado fue
la aparición de los nombres deformados de varios Primigenios. ¿Hasta qué punto
podemos fiarnos de eso, cuando hoy en día, alguien ha sido capaz de descifrar la Biblia y encontrar en su
código profecías acerca de los sucesos del siglo XX?
Se llega a
afirmar incluso que el Libro de los Nombres Malditos en realidad es un derivado
de un libro más antiguo: el "Sauthenerom", el Libro de la Ley de la Muerte, del cual diríase
que es la primera mención que se hace, es decir, ¿se trata de un libro real?.
También
aparecen mencionados en el artículo, en relación con el Necronomicon, la "Golden
Dawn" y otras sociedades como la
OTO, y se especula con que Aleister Crowley tuviera otra
copia del Necronomicon, así como el propio biógrafo de Lovecraft, Sprague de
Camp. Como pueden comprobar, tal parece que un libro maldito del que nadie
tiene noticias contundentes y definitivas circula por todas partes sin que
nadie llegue a verlo realmente.
Sí que
resultan curiosos, por ejemplo, algunos detalles relacionados con el
Necronomicon y los Mitos de Cthulhu:
-
El
investigador Robert Turner encontró, entre los papeles de John Dee, una carta
fechada en 1573 y remitida de forma
ANONIMA a Dee, en la que se mencionaba "la ciudad semisumergida de Donwiche,
un lugar rico en yacimientos arqueológicos al que los romanos llamaron Sito
Magnus". Lovecraft escribió "El Horror de Dunwich", pero esto puede
significar que el escritor de Providence tuvo acceso a esa información y que
utilizó el nombre antiguo para su historia.
-
La
relación evidente entre los Profundos lovecraftianos y las leyendas de hombres marinos
que existen a lo largo de toda la historia y la geografía: sirenas, tritones, e
incluso los marinhos gallegos se pueden asimilar a esta raza de subhumanos.
Pero, de la misma manera que en el caso anterior, lo más lógico es pensar que
Lovecraft conocía esas leyendas, o al menos parte de ellas, y las utilizó para
sus relatos.
-
La Ciudad de las Columnas, Irem, de la que
Lovecraft habla en su obra y sobre la que existen leyendas árabes en el
desierto de Rub el Khali, poblado supuestamente por demonios de todo tipo.
Actualmente parece haber aparecido, lo que indicaría únicamente que las
leyendas árabes eran ciertas, y que ese lugar existe. Pero volvemos siempre
sobre el mismo punto: el acceso del genio de Providence a tales leyendas, y su
uso en sus historias.
-
Un
detalle adicional, irrelevante, pero también en la misma línea: en el artículo
figuran unos símbolos supuestamente ligados al Necronomicon. Pues bien: si
tomamos de la colección de cómics "Conan el Bárbaro" el número 79 y
buscamos la historia dibujada por Barry Smith "El Monstruo de los
Monolitos", que no es más que una adaptación libre y sui generis de "La Piedra Negra",
de Howard, un relato de los Mitos de Cthulhu, veremos que los símbolos de los
monolitos se parecen, aunque son mucho más sofisticados, a los del artículo.
¿Casualidad? No me parece probable. Pienso más bien que el dibujante buscó la
ambientación adecuada, y la encontró en esa especie de alfabeto de la que hemos
hablado al principio de este punto.
Como
compendio de toda esta exposición, les diré en resumen la sensación que me da todo
esto: que Lovecraft poseía mucha información acerca de Crowley, la "Golden
Dawn", las antiguas leyendas y los grimorios, y lo único que hizo para
crear su legendario Necronomicon fue tomar como base alguno de estos libros
medievales y reformarlo para adaptarlo a su cosmogonía cthulhiana. Y que los
investigadores se han empeñado en ver las cosas al revés. Unicamente hay que
pensar en lo que expuse al principio de este artículo: sólo se empieza a
estudiar la existencia del libro maldito a raíz de su aparición en los relatos
del genio de Providence, y no antes. Y eso debería bastar.
Genial artículo, colega. Precisamente hoy he estado leyendo al maestro de Providence con dos de sus relatos jeje. La gente se empeña en buscar realidad donde impera la imaginación del escritor.
ResponderEliminarBuenas noches, José Antonio. Efectivamente, el Necronomicon es lo que és, una obra de ficción, aunque pueda estar basada en grimorios reales... En cuanto a Lovecraft, digamos que es uno de mis cuatro pilares fundamentales de lectura, así que puedes imaginarte que tengo homenajes a su maestría, y que es posible que vean la luz a no tardar... De hecho, hay varias alusiones a los Mitos en la saga de Calet, jejeje...
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