sábado, 11 de abril de 2015

BUFFALO BILL



BUFFALO BILL
UNA LEYENDA DEL LEJANO OESTE

José Francisco Sastre García

            El Oeste de los indios y los vaqueros, del Séptimo de Caballería, de los pioneros de la colonización de un territorio salvaje, agreste… Cuántos nombres se evocan en este contexto, cuántas leyendas, aventuras, hazañas… Toro Sentado, Caballo Loco, Custer, Billy el Niño, Jesse James, Butch Cassidy, Sundance Kid, Daniel Boone, David Crockett, Gerónimo, Wild Bill Hickok, Wyatt Earp… y Buffalo Bill, una de las figuras más engrandecidas de esta época.
            ¿Qué es lo que hizo este personaje para pasar a los anales de la historia del Far West? Veámoslo…

El personaje

            Nacido el 26 de febrero de 1845 en Iowa, en el Condado de Scott, cerca de la población de Le Claire, y muerto el 10 de enero de 1917 en Denver, su verdadero nombre era William Frederick Cody.
            ¿De dónde la venía el apodo de Buffalo Bill? Sencillo, se lo arrebató a Bill Comstock, que lo ostentó hasta 1868, año en que ambos compitieron en una tan absurda como cruel partida: la caza de bisontes. Mientras que su rival conseguía abatir a 48 de estos animales, Cody eliminó a 69 merced a su uso de un rifle de repetición, que le permitía efectuar más disparos que el de su rival. Otras versiones hablan de los tiempos en que trabajaba como cazador de bisontes para los trabajadores del ferrocarril, a los que proveía de carne. En esta versión se aporta el escalofriante dato de que llegó a abatir en ocho meses un total de 4.280 piezas.
            Sus padres fueron Isaac y María Cody: procedían de Kansas, a donde volvieron cuando nuestro personaje sólo tenía siete años: al fallecer su hermano Samuel debido a la caída de un caballo, su hermana quedó tan afectada que les aconsejaron que cambiaran de ambiente, lo que los decidió a tomar tal camino.
            Su padre tenía, al parecer, negocios con la tribu kickapoo, lo que conllevó que el muchacho aprendiera la lengua y los usos de los indios.
            Por aquella época, en Kansas había serias tensiones: por una parte estaban los defensores de la libertad en el Estado, entre los que se encontraba Isaac, y por otra los que pretendían mantener el sistema esclavista. La situación se estropeó notablemente cuando el padre de Cody fue apuñalado durante un discurso en el almacén local al excitar los ánimos de sus detractores: las heridas debieron ser de consideración, pues a pesar de que su hijo ayudó a ponerlo a cubierto en lugar seguro, jamás llegó a recuperarse por completo de ellas. A partir de aquel momento, los partidarios de la esclavitud se ensañaron con él, obligándolo a alejarse de su familia durante mucho tiempo para que no sufrieran sus iras. Moriría poco tiempo después, en 1857, a consecuencia de complicaciones debidas a la puñalada.
            La familia pasó entonces por un serio estado de dificultades económicas: a causa de ello, Cody hubo de ponerse a trabajar con sólo once años, lo que lo llevó a ocuparse en principio como ayudante del transportador de carga, entregando mensajes, para más tarde alistarse en el ejército de Johnston como miembro de los exploradores, aunque de modo no oficial: debía guiar al ejército hacia Utah, hasta Salk Lake City, donde se decía que se había producido una rebelión de la población mormona, que se demostró falsa.
            Durante este tiempo se mostró como un hábil jinete y un consumado tirador, buen conocedor de las tierras y las costumbres indias.
            Poco después, ya con catorce años, la fiebre del oro le alcanzó incluso a él; sin embargo, su camino tomaría otro derrotero cuando, en pleno viaje hacia los campos del oro, se encontró con un agente del Pony Express; al parecer los argumentos de éste debieron ser lo suficientemente buenos, pues se quedó en la organización y trabajó para ellos: tras construir varias estaciones y corrales, fue ascendido y se le dio un trabajo como jinete, puesto que ostentó hasta que fue avisado de que su madre había enfermado.
            Permaneció a su lado, en el hogar familiar, hasta que la mujer se recuperó, y después intentó alistarse como soldado en el ejército, pero su escasa edad promovió que lo rechazaran: a causa de este hecho comenzó a trabajar para una caravana que llevaba suministros al Fuerte Laramie.
            Según las palabras del propio Cody, ejerció múltiples tareas: junto a las que ya se han citado fue a su vez trampero, conductor de diligencias e, incluso, encargado de un hotel, aunque no está del todo claro que realmente fuera así o se tratara meramente de una operación de marketing para venderse mejor.
            En 1863, con 18 años, cumple por fin su sueño y entra en el ejército, concretamente en el 7º Regimiento de Caballería de Kansas; unido al bando de la Unión, luchó a su lado durante el tiempo que se mantuvo la guerra Civil.
            Durante el tiempo que permaneció en Saint Louis conoció a Louisa Frederici, con quien se casaría el 6 de marzo de 1866. No puede decirse que aquel matrimonio resultara demasiado feliz, pues al parecer trató de divorciarse de ella sin éxito. De su enlace nacieron cuatro hijos, dos de los cuales murieron jóvenes: Kit de escarlatina en 1876, y Orra en 1880.
            Posteriormente volvería de nuevo a su trabajo como explorador del ejército, aunque esta vez de forma oficial, cometido que le ocuparía desde 1868 hasta 1872. Una parte de este tiempo la ocupó explorando el territorio indio, y la otra en la caza de bisontes y la construcción del ferrocarril que había de unir Kansas con el Pacífico. En esta época es cuando se ganaría el apodo, Buffalo Bill, mediante la competición de la que hemos hablado anteriormente.
            Trabajaba para el 3º Regimiento de Caballería como explorador; en 1872, los méritos que ostentaba consiguieron que se le concediera la Medalla del Honor. Entre otras campañas, participó en las que se desarrollaron contra los kiowa y los comanches.
            Más tarde se licenciaría del ejército: en 1879 se dedicó a escribir su autobiografía y algunas novelas de aventuras en las que sólo parecía existir un personaje: él mismo, sin secundarios ni terciarios, solo ante los villanos; y en 1895 se retiró a Wyoming, donde se construyó una casa sobre la ruta a la entrada oriental del Parque Nacional de Yellowstone, que incluía el mesón y el Pazca Teepee del Wapiti. En el centro de la ciudad construyó el Hotel Irma. El rancho de su familia se encontraba encima del Southfork.
            Durante esos años habían cogido un enorme auge los grandes espectáculos: los circos de Barnum y Bailey arrasaban allí por donde pasaban, al igual que los circuitos de Vaudeville, lo que dio a Cody la idea que mantendría durante el resto de su vida: uniéndose a “Pawnee Bill’s”, montó un espectáculo propio; más tarde, ya en 1883, fundaría la que sería su gran atracción, el “Buffalo Bill’s Wild West”, que nacería con la figura de un circo que recorrería el país con cierta regularidad.
            En 1887 el espectáculo se desplazó hasta Londres, con ocasión del año del jubileo de la reina Victoria, y un par de años más tarde, en 1889, saltó el charco e hizo una gira por Europa. Según cuentan algunos de sus biógrafos, aunque en sus autobiografías él no lo menciona, la idea pudo habérsela sugerido Mark Twain.
            Recala en primer lugar en París, durante la Exposición Mundial celebrada en esa ciudad, para más tarde embarcar en Marsella y dirigirse a Barcelona, donde permanecería dando representaciones durante cinco semanas.
            De esta visita se cuentan anécdotas y leyendas de las que no está claro si son reales o no:

  • Se cuenta que varios indios enfermaron de diversos males (gripe, viruela, cólera), y que de éstos diez murieron y fueron enterrados en la capital condal. A este respecto, en los registros del hospital de la santa Creu aparece una indicación de dos sioux aquejados de viruela que fueron hospitalizados pero no murieron.
  • El que por lo visto sí debió fallecer, pero de muerte natural, fue el jefe de pista, el coronel Frank Richmond: lo embalsamaron y lo enviaron a Estados Unidos.
  • Buffalo Bill entró a tiros en un burdel en la falda del Tibidabo para rescatar a una sioux que casualmente era una hija ilegítima de Caballo Loco.
  • Mientras estuvo en Barcelona, Cody sufrió un intenso dolor de muelas que lo llevó al dentista, quien le extrajo el diente y, como cobro, se quedó con el molar. Al parecer, dicha pieza dental debió estar expuesta en una vitrina del Hospital Sant Pau hasta que alguien la robó.

Posteriormente, en 1893, creó una exposición en Chicago, cerca de la Feria del Mundo, que contribuyó en gran manera a darle el enorme auge que alcanzaría en el futuro.
            Durante veinte años, el espectáculo de William Cody recorrió todo Estados Unidos, de extremo a extremo, con un elenco de 1.200 empleados, transformado en poco menos que una extravagancia: desfiles a caballo con grupos étnicos tan variados como turcos, gauchos, árabes, mongoles o cosacos entre otros, cuya característica común era su consumada habilidad como jinetes.
            Al mismo tiempo, muchas de las grandes celebridades del conocido como Salvaje Oeste participaban en tan fastuoso evento: allí se podía contemplar al gran jefe sioux Toro Sentado (que por lo visto se limitaba a permanecer sentado durante la actuación para que la gente pudiese fotografiarlo) con una veintena de sus guerreros, Anne Oakley y su marido Frank Butler, junto con Gabriel Dumont, con exhibiciones de disparos, o Calamity Jane y Wild Bill Hickok.
            Se efectuaban representaciones de todo tipo: el servicio de mensajería del Pony Express, ataques indios a caravanas, atracos de diligencias… Y normalmente, el espectáculo concluía con una escenificación de la célebre batalla de Little Big Horn, en la que el General Custer era encarnado por el propio Cody. A finales del siglo XIX, se consideraba el circo de Buffalo Bill como la mayor celebridad del planeta.
            A pesar de este reconocimiento y de la exposición de los hechos del Oeste que consiguieron que la gente se interesara por esa vida de aventuras, los cambios que se estaban viviendo en el mundo eran imparables, ni siquiera nuestro héroe podía detenerlos: las manadas de bisontes, después de haber inundado las praderas con su ingente número que podía contarse en sus mejores momentos por millones de ejemplares, se encontraban ahora al borde la extinción, amenazadas por la presencia de los ferrocarriles que cruzaban sus pastos, las vallas, cercas y alambradas que marcaban las tierras de que eran propietarios granjeros y ganaderos, las orgullosas naciones indias habían sido reducidas y confinadas a unas reservas en las que languidecían recordando sus antaño extensas tierras y las pasadas glorias y hazañas… Las explotaciones mineras comenzaban a surgir por todas partes, los recursos naturales eran extraídos para su uso y disfrute por el hombre blanco: en Wyoming se aprovecharon el carbón, el aceite y el gas natural, mientras que el río Shoshone acabó contenido, mediante una gran presa a la que se bautizó como Buffalo Bill, para proveer a la población de energía hidroeléctrica y proyectos de irrigación.
            Durante el tiempo que duró su espectáculo se dedicó a más menesteres: por ejemplo, en 1896 fundó en Wyoming una ciudad con su mismo nombre, Cody, en unión con varios inversores; no tardó en convertirse en un excelente atractivo turístico, pues al hecho de estar una leyenda como él detrás de aquella población, se unía el hecho de que se encontraba cerca del parque de Yellowstone, a unos 80 kilómetros.
            Este estado precisamente fue el que vio asentado durante más tiempo en su territorio el circo de Buffalo Bill, debido fundamentalmente a que tenía su hogar establecido allí. Aunque hay que decir que disponía de otra casa en Nebraska, en una población llamada Platte del Norte; esto conllevó a que más tarde se estableciera en ese lugar un importante festival anual con un gran rodeo y diversos conciertos, convirtiendo su casa en un museo centro de un importante movimiento turístico.
            Su fama llegaba hasta tal punto que las clases pudientes de la Costa Este, así como miembros de la nobleza europea, reclamaban sus servicios como explorador en las partidas de caza que montaban.
            Sin embargo, no todo habían de ser lisonjas en su vida: la gestión del espectáculo que llevaba fue calamitosa, lo que prácticamente debió llevarlo a la ruina, abandonando el negocio apenas dos meses antes de su fallecimiento.
            A lo largo de su carrera llegó incluso al punto de interpretarse a sí mismo en algunos filmes de primeros del siglo XX, pero parece bastante claro que sus dotes interpretativas eran bastante más flojas que su talante de showman.
            Con su muerte en 1917 desapareció por fin el espíritu de los aventureros que habían llevado la colonización hacia las tierras del Oeste americano; tal y como lo pidió, su tumba se situó en la montaña del puesto de observación de Colorado, al oeste de Denver; como detalle curioso, digamos que una hora antes de su muerte se convirtió al catolicismo.
            Tardó mucho, pero al final reconoció que era un error haber llevado a la práctica eliminación de la faz de la tierra a una especie.
            Y, tras su muerte, una nueva contradicción: tras haber recibido la Medalla del Honor en 1872, poco después de su muerte (24 días concretamente), el 5 de febrero de 1917, se revocaba dicha condecoración: según las nuevas leyes que regían en esas fechas, un civil no podía ser elegible para la condecoración. No sería hasta mucho más tarde que volverían a restaurar la recompensa: 1989.

            Buffalo Bill fue un firme impulsor de los derechos de los indios americanos y de las mujeres; y como ya hemos dicho, después de un pasado en el que se dedicó a la caza masiva de bisontes, cambió por completo el registro y apoyó su conservación, denunciando al mismo tiempo la caza furtiva y ejerciendo presiones a diferentes niveles para intentar que se instauraran temporadas específicas de caza. Justificaba la inclusión de los indios en su espectáculo, y entre ellos al mismísimo Toro Sentado, con la convicción de que les daba la posibilidad de una vida mejor; los llamaba “el anterior enemigo, actual amigo, el americano…”, e incluso llegó a expresarse en términos que seguramente no debieron agradar a más de un político: “Todos los levantamientos indios que he conocido han sido resultado de promesas y tratados rotos por el gobierno”. En su espectáculo, los indios eran presentados como los “malos de la película”, derrotados siempre por los valerosos soldados y vaqueros, pero al mismo tiempo intentaba mostrar la humanidad de los nativos mediante la inclusión de sus esposas e hijos, que montaban en unos momentos el típico campamento indio y recreaban sus costumbres y tareas tradicionales.
            En la cultura americana se ha convertido en un icono, explotándose su imagen hasta la saciedad: basten como pruebas de tal situación la estatua que se le erigió en Oklahoma o sus apariciones en muchos trabajos literarios y periódicos, así como en el cine y la televisión; han sido muy frecuentes, alcanzando su máximo apogeo en las décadas de los 50 y los 60. Algunas de estas apariciones han sido, por ejemplo, en una obra de Broadway, “Annie get your gun”, o programas como Bob Masterson o Bonanza. En general, siempre solía ser retratado como un viejo estadista y, a su vez, un exhibicionista ostentoso.
            El principal impulsor de la imagen del gran héroe, apologista acérrimo de la figura de Buffalo Bill hasta la saciedad, fue su amigo Ned Buntline (sobrenombre de E. Z. C. Judson), inventor de lo que se ha dado en llamar la Novela Dime (de diez centavos), que escribió multitud de novelas y relatos sobre él para un público ávido de sensaciones y aventuras ambientadas en la conquista del Oeste, convirtiéndolo poco menos que en un superhéroe.

Consideraciones

  • A tenor de las fuentes de información que he podido recabar, la inmensa mayoría se mueven en los mismos términos, citando las mismas anécdotas, en ocasiones incluso palabra por palabra, como si unos se hubiesen plagiado a otros dando por sentado o por bueno lo que los anteriores escribían. A mi modo de ver, esto puede estar indicando que la fuente primaria de información es escasa. Salvo por los registros del ejército y los civiles, parece muy probable que el resto de las hazañas de Cody ha sido extraída y dada por buena de sus autobiografías (al parecer debió escribir más de una) y de las novelas de Buntline, lo cual ya hace surgir dudas acerca de su verosimilitud.
  • Empecemos con el asunto del apodo. Buffalo Bill ha sido, al menos en apariencia, un firme apoyo al exterminio de los bisontes americanos. El hecho de que admitiera su parte de culpa cuando muere es indicativo de que, al menos en principio, debió pegarse una buena pasada, pero, ¿hasta qué punto? Si pensamos en esos más de 4.280 ejemplares que abatió en ocho meses, sólo hay que hacer la cuenta de la vieja: a 535 por mes, hacen una media de 18 búfalos diarios. ¿Los trabajadores del ferrocarril necesitaban tanta carne? ¿O se trata de una exageración pergeñada por él mismo o por alguno de sus incorregibles exegetas, como el inefable Buntline? Desde luego, a juzgar por sus propias palabras, se jactaba de semejante cifra…
  • Sigamos con la famosa Medalla del Honor que recibió del ejército. Normalmente, cuando se otorga una de estas condecoraciones se hace constar en los registros el motivo por el que se concede tal recompensa, pero en ningún sitio de los que he manejado se menciona hecho alguno, tan sólo que le fue concedida y punto. ¿Asaltó el solo un poblado kiowa? ¿Salvó a todo el regimiento de una emboscada india? Las cuentas no acaban de cuadrarme, aunque un hecho es claro: si se le restituye en 1989, es evidente que fue premiado. Mi duda en este sentido surge al preguntarme si verdaderamente merecía la Medalla del Honor. Y ya puestos, podemos distinguir en este mismo aspecto otro contrasentido: en 1917 se la retiran por ser civil, pero según los datos que hemos estado viendo se la otorgaron después de haberse incorporado al ejército de forma oficial en 1868, por lo que en principio había de ser un soldado de los Estados Unidos que trabajaba como explorador, igual que otros trabajaron como médicos, o soldados de intendencia. ¿Era militar, o no? La única explicación que se me ocurre para esto es que ni siquiera fue alistado a pesar de expresarlo así en la biografía…
  • Otro detalle de interés: se nos dice que al final de su vida, cuando estaba cercano a la muerte, decidió convertirse al catolicismo. Luego entonces, previamente tenía que haber pertenecido a otra fe, pero, ¿a cuál? ¿Presbítero, mormon, cuáquero, baptista, anabaptista, amish…? Con todas las sectas cristianas que proliferaban por aquellos lares, cualquiera podría haber sido la buena, e incluso haber preferido el culto animista de los indios, pero de ese detalle, que apenas tiene importancia para lo que nos ocupa, no he encontrado mención alguna. ¿O es que sí tiene importancia a efectos de mantener el estereotipo de hombre duro e invencible de la frontera?
  • Una de las anécdotas más recurrentes es su legendario duelo con el indio cheyenne Cabellera Amarilla.  Aparece en repetidas ocasiones en la prensa, pero la primera referencia al hecho surge en el drama que el mismo Cody escribió poco después de la sensacional pelea: “La primera cabellera de Buffalo Bill para Custer” (Aquí da la sensación de que nuestro personaje era un fiel seguidor del general caído en Little Big Horn, de quien las investigaciones han dado a entender que no era precisamente un amigo de los indios ni tampoco un personaje demasiado honorable). Según lo describe, nuestro formidable héroe había conseguido herir de bala, apuñalar en el corazón y arrancar la cabellera en menos de cinco segundos al malvado piel roja. Ésta es, evidentemente, una fanfarronada en toda regla: cinco segundos no son tiempo suficiente para practicar semejante hazaña, me recuerda a las competiciones en las que se lacea y ata a un novillo…
  • Una de las anécdotas que se cuentan de su estancia en Barcelona dice que Buffalo Bill entró a tiros en un burdel en la falda del Tibidabo para rescatar a una sioux que casualmente era una hija ilegítima de Caballo Loco. Vamos a ver, a este respecto se me ocurren algunas cuestiones:
    • ¿Qué hacía una sioux en un burdel? ¿Cómo se le ocurrió entrar allí?
    • Qué casualidad, era una hija de Caballo Loco. ¿Fue por eso por lo que Cody decidió intervenir? ¿O se trató sólo de una mera excusa para exhibirse?
    • En lugar de entrar y exigir que dejaran en paz a la india, aparece pegando tiros. Eso indica o bien un carácter violento y agresivo, o bien un exhibicionismo exagerado para promocionarse a sí mismo y a su espectáculo…
  • También mientras estuvo en Barcelona, nuestro esforzado héroe sufrió un intenso dolor de muelas que lo llevó al dentista, quien le extrajo el diente en cuestión y, como cobro, se quedó con el molar. Al parecer, dicha pieza dental debió estar expuesta en una vitrina del Hospital Sant Pau hasta que alguien la robó. ¿De verdad es creíble tal historia? ¿Que en un hospital tuvieran como pieza de museo un molar de un tipo famoso hasta que alguien decidió robarlo? ¿Y a quién podía interesarle semejante trofeo? Ya sé que siempre ha habido comercio de piezas orgánicas de santos, pero esto…
Al respecto de estas historias que al parecer corren por la ciudad condal, tenemos que decir que el escritor Jordi Soler las menciona en su obra Barcelona Far West, para posteriormente usar, al menos la de la sioux en el burdel, como punto de arranque de una novela de aventuras ambientada en aquella época.
  • Otra de sus grandes hazañas, de hecho una de las primeras: mientras trabajaba para el Pony Express descubrió que las estaciones de posta habían sido atacadas por los indios, lo que lo llevó a lanzarse a una cabalgada salvaje a lo largo de 300 millas (unos 480 kilómetros) sin descanso. ¡Oh, vamos, venga ya! ¿Qué caballo aguanta semejante cabalgada sin desfallecer y morir a mitad de camino? Si realmente tuvo lugar semejante hecho, probablemente se trató de 100 ó, a lo sumo, 200 kilómetros, y aún así creo estar siendo muy generoso…
  • Algunos investigadores dan una idea que parece bastante prometedora: imaginar a Buffalo Bill como un gran niño que no quiso crecer, una persona con complejo de Peter Pan. Evidentemente, a lo largo de sus primeros años de vida disfrutó de aventuras, más o menos según queramos creerlas o no; esos tiempos eran ciertamente peligrosos, podríamos incluso considerarlos heroicos, una época en la que o te endurecías o acababas adornando el paisaje con tus huesos. Es posible, a tenor de sus actos posteriores, que Buffalo Bill echara de menos las cabalgadas, las cacerías, las luchas con los bandidos o los indios, y que nunca quisiera olvidarlos: tras la imagen que siempre se nos ha presentado se esconde, a juzgar por los datos que hemos estado manejando hasta ahora, un hombre fanfarrón, que en todo momento buscó una manera de destacar sobre los demás y brillar con luz propia aunque realmente no la tuviera, un personaje jactancioso, exhibicionista; y también, para qué negarlo, un hombre que aunque tarde aceptó al menos alguno de los errores cometidos, y que se comprometió en la lucha por los derechos de los indios y de las mujeres, aunque para ser sinceros incluso estos actos podían estar impregnados de un ligero tufo a propagandismo para venderse mejor todavía, ayudado por los medios de la época y el incansable Ned Buntline… Pensemos que de los 72 años de vida que disfrutó, más o menos la mitad o quizás más se dedicaron al espectáculo de una u otra forma; quitemos los once primeros años, y comprobaremos que, en realidad, su principal mérito no han sido sus hazañas en las praderas, sino haber conseguido poner de moda y llevar a todas partes el espíritu de la frontera del salvaje Oeste. También hemos de pensar que el momento que le tocó vivir le obligó de alguna manera a evolucionar en esa dirección: el progreso marcaba sus pautas, y los tiempos de los pioneros y los colonizadores estaban agonizando, a punto de desaparecer, por lo que para mantener viva la esencia no le quedaba más remedio que dedicarse a exponerlo mediante su espectáculo…

Bibliografía

            Sobre la heroica figura de William Frederick Cody se han escrito infinidad de libros e historias: si intentase exponerlas todas aquí casi ocuparía más espacio que todo el resto del artículo, así que me limitaré a exponer un botón de muestra.

  • From Prairie to Palace: The Lost Biography of Buffalo Bill, John M- Burke. 1893.
  • Buffalo Bill: Last of the Great Scouts, Helen Cody Wetmore. 1899.
  • Memories of Buffalo Bill, Louise Frederici Cody y Courtney Rydley Cooper. 1919.
  • Buffalo Bill and the Wild West, Henry Blackman y Victor Weybright. 1953.
  • Letters from Buffalo Bill, Stella Foote. 1954.
  • The Lives and Legends of Buffalo Bill, Don Russell. 1960.
  • Buffalo Bill y su Época, Ángel de Zavala. 1963.
  • Buffalo Bill and his Wild West: a Pictorial Biography, Joseph G. Rosa y Robin May. 1989.
  • The Wild West, Dee Brown. 1994.
  • Buffalo Bill Cody: the Man behind the Legend, Robert A. Carter. 2000.
  • Barcelona Far West, Jordi Soler. 2004.
  • Myths and Mysteries of the Old West, Michael Rutter. 2005.
  • Tough Towns: True Tales from the Gritty Streets of the Old West, Robert Barr Smith. 2007.
  • Tales Behind the Tombstones…, Chris Enss. 2007.

  • En el terreno de la ficción, empezaremos por la obra de Ned Buntline, quien como ya hemos dicho se dedica a glosar las virtudes de su amigo Buffalo Bill. Por citar sólo algunas de estas novelas y relatos:
    • Buffalo Bill the King of the Border Men. 1869.
    • Scouts of the Prairie. 1872.
    • Buffalo Bill and his Adventures in the West.
  • This Old Bill: A Novel Based on the Life of Buffalo Bill Cody, Loren D. Estleman. 1984.
  • Hickok and cody: A Novel, Matt Braun. 2001.
  • Serie The Adventures of Young Buffalo Bill, E. Cody Kimmell.
    • To The Frontier. 2002.
    • One Sy Above Us. 2002.
    • In the eye of the Store. 2003.
    • West on the Wagon Train. 2003.
  • El Revólver de Buffalo Bill, Jordi Soler. 2004.

Fuentes en Internet:

  • Wikipedia
  • www.biografiasyvidas.com
  • www.taringa.net
  • www.lalibreria.blogspot.com.es
  • Suite101.net
  • www.circomelies.com

Filmografía

            Al igual que con la bibliografía, aunque no se han realizado demasiados documentales acerca de la vida de Cody, sí se filmaron numerosas películas, por lo que nos conformaremos con citar algunas de ellas.

  • Buffalo Bill’s Wild West: how the Myth Was Made. 2003. Documental.
  • Buffalo Bill: Beyond the Legend. Documental.
  • Buffalo Bill. Documental de American Experience.

  • The Life of Buffalo Bill. 1910.
  • The Indian Wars. 1913.
  • Sitting Bull. The Hostile Sioux. 1914.
  • Indian Chief. 1914.
  • Patsy of the Circus. 1915.
  • The Adventures of Buffalo Bill. 1917. Hasta aquí, todas las películas citadas fueron interpretadas por el propio William F. Cody.
  • Buffalo Bill, Cecil B. DeMille (Gary Cooper, Jean Arthur, James Ellison). 1936.
  • Young Buffalo Bill, Joseph Kane (Roy Rogers, George Hayes). 1940.
  • Buffalo Bill, William A. Wellman (Joel McCrea, Maureen O’Hara). 1944.
  • Buffalo Bill Rides Again, B. B. Ray (Richard Arlen, Jennifer Holt). 1947.
  • King of the Bulwhip, Ron Ormond (Lash La Rue, Al St. John). 1950.
  • Buffalo Bill en Territorio Tomahawk, Bernard B. Ray (Clayton Moore, Slim Andrews, Sharon Dexter). 1952.
  • El Triunfo de Buffalo Bill, Jerry Hopper (Charlton Heston, Rhonda Fleming, Ian Sterling). 1953.
  • The Plainsman, David Lowell Rich (Don Murray, Guy Stockwell). 1966.
  • No Tocar a la Mujer Blanca, Marco Ferreri (Catherine Deneuve, Marcello Mastroianni). 1974.
  • Buffalo Bill y los Indios, Robert Altman (Paul Newman, Burt Lancaster, Geraldine Chaplin). 1976.

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