TIM
POWERS: LAS FRONTERAS DE LA
HISTORIA
Jose
Francisco Sastre García
No cabe
duda que la historia es una asignatura apasionante, árida a veces, llena de sucesos
más o menos épicos, traicioneros, hazañas que hicieron que la humanidad
progresase a gran velocidad o retrocediese en la civilización…
Y, sin
embargo, más de una vez nos hemos hecho la misma pregunta: ¿y qué hubiera pasado
si la historia hubiese sido diferente? Pongamos por caso: ¿Y si Bizancio
hubiese conquistado Europa? ¿Y si el mundo hubiera sido regido por una casta de
vampiros desde los tiempos de Ricardo Corazón de León? ¿Y si se pudiera viajar
en el tiempo alegremente al pasado o al futuro para alterar la historia?
Pues bien,
éstas preguntas son las que conforman un subgénero específico dentro de la literatura
fantástica, lo que podríamos llamar de alguna manera historia alternativa, que vendría
a derivar en dos vertientes: por un lado, la contestación a las preguntas
anteriores, es decir, qué hubiera pasado si alguno de los eventos históricos
hubiese sido alterado; y, por otro, el mantenimiento de los hitos básicos de la
historia conocida, pero explicando todo ello desde una perspectiva diferente,
con recursos fantásticos o con razonamientos poco o nada habituales.
Dentro de
este subgénero literario hay unos cuantos autores que han sido capaces de elevarse
por encima del nivel medio: John M. Ford, en “Cuando el Dragón Despierte”,
contesta a la primera pregunta que planteaba más arriba; Brian Stableford nos
responde a la segunda en “El Imperio del Miedo”; Gene Wolfe también toca
el tema en “Soldado de la Niebla”
y “Soldado de Areté”; pero, por encima de éstos y de muchos otros, el
que se lleva la palma en cuanto a vigor y estilo, el que verdaderamente sienta
cátedra en este subgénero, es Tim Powers.
Para hacer
una breve reseña, diremos que nació en Buffalo, Nueva York, en 1952. Se desplazó
a California desde su infancia, donde se educó; posteriormente entró a formar
parte del “Grupo de California”, una serie de escritores que se arracimaron, al
igual que hicieron Howard y otros en el “Círculo de Lovecraft”, alrededor del
escritor de Ciencia Ficción Philip K. Dick. Dentro de este grupo, junto con
Powers y entre otros, se encontraban K. W. Jeter, James P. Blaylock y Rudy
Rucker. Actualmente, reside en Santa Ana con su esposa.
Empieza a
publicar en 1975, llegándole la fama en la década de los ochenta; a esta celebridad
contribuyeron decisivamente los premios que se le han ido concediendo a medida que
sus novelas llegaban al gran público: en 1984, un Philip K. Dick por “Las
Puertas de Anubis”; dos años después, el mismo galardón por “Cena en el
Palacio de la Discordia”;
ya en 1987, el premio francés Apollo por “Las Puertas de Anubis”; esta
misma novela recibirá un par de años más tarde el Gigamesh de Fantasía; y ya en
la década de los noventa, las condecoraciones seguirán cayendo sin parar: en
1990, “La Fuerza
de su Mirada” recibe el Mithopoeic Fantasy; en 1992 esta misma novela
recibe otros dos galardones: el español Ignotus y un nuevo Gigamesh de Fantasía;
también en 1993, se le otorga el World Fantasy por “La Última Partida”;
ya más recientemente, en 1996 recibe el Locus de Fantasía por “Expiración
Date” y, dos años más tarde, “Earthquake Weather” acapara el mismo
premio.
Tim Powers
es un escritor polifacético, capaz de tocar múltiples registros: entra en la Ciencia Ficción
con “Cena en el Palacio de la
Discordia” (1985), punto que me voy a abstener de tratar,
puesto que este género no acaba de agradarme demasiado; ya que no he leído
dicha novela, no puedo, evidentemente, juzgarla; ahora bien, si ha recibido un
premio como el Philip K. Dick, en teoría debo pensar que poseerá una calidad
que no me veo cualificado para apreciar.
Sin
embargo, donde es verdaderamente un maestro, es en el campo de la historia alternativa,
en un mundo paralelo al nuestro en el que las leyendas y las mitologías son tan
reales como el ser humano, y se cruzan y entrelazan inextricablemente en las
vidas de los mortales para crear unos tapices fantásticos que nos hacen creer
que, verdaderamente, a nuestro alrededor existe otro mundo legendario que nos
guía a través de nuestra propia existencia a nuestro pesar.
Así,
dentro de este subgénero, nos encontramos con obras como:
“Esencia
Oscura” (1979), la última novela publicada en España, una revisitación de
la heroica defensa de Viena contra el asalto de las hordas turcas de Soliman en
la que tienen cabida de una manera a la vez estrambótica y coherente el mito
artúrico del Rey Pescador, la leyenda oriental del Rey del Mundo, que entronca
indirectamente con los mitos acerca de los inaccesibles reinos ocultos de
Aghartha y Shambhala, los vikingos y las criaturas legendarias más extrañas,
todo ello condimentado con una misteriosa cerveza que resulta ser el eje principal
de la historia por motivos propios.
“Las Puertas
de Anubis” (1983), una novela trepidante, llena de saltos temporales continuos
a diversas épocas de Londres, en la que la magia y lo sobrenatural están perfectamente
vigentes… Un cruce de caminos entre diversos personajes de lo más extraordinario
que chocarán entre sí una y otra vez hasta llegar a la sorprendente conclusión…
“En Costas
Extrañas” (1987), una visión bastante menos prosaica de lo que podamos pensar
de la imagen del célebre pirata “Barbanegra” y sus andanzas: a través de los
ojos de un recluta a la fuerza en sus filas, veremos todo un desfile de
elementos sobrenaturales, de vudú, de renacimientos milagrosos, muertos
vivientes, inmortales, criaturas primordiales de la tierra… Se trata, ni más ni
menos, de la revisión, en clave de novela de aventuras, de la imagen de un
sujeto que pasó a la triste fama de sanguinario traducida en la necesidad de un
cruento derroche de vidas humanas para mantener la propia identidad; y entre
medias de todo este tinglado, el tema de la Fuente de la Eterna Juventud,
con todos los peligros y ventajas que tal lugar, ya sea legendario o real,
conlleva para todo aquél que consigue localizarlo a pesar de estar muy bien
escondido y protegido.
“La Fuerza de su
Mirada” (1989), una historia a caballo entre la prosa y la lírica en la que
Powers recupera de las antiguas mitologías al pueblo de piedra, unas criaturas
extrañas, ajenas a todo lo que conocemos, que viven a nuestra costa y contra
las que personajes como Byron, Shelley o Keats nada pueden hacer excepto
entregarse a su dominio y su destrucción final, a no ser que alguien consiga
descubrir el secreto contra ellas… La esfinge de Edipo regresa de sus antiguos
dominios egipcios, para asentar sus reales en los Alpes y lanzar desde allí sus
mortales enigmas, las terroríficas lamias de la leyenda griega vuelven de nuevo
a atrapar la vida de los mortales entre sus garras…
“La Última
Partida” (1992), para mi gusto la más floja de las novelas de este escritor
que he leído, en la que se entremezclan el Tarot, el “Fausto” de Goethe
en cuanto que venta de almas al diablo, al mal o a quien se tercie, las
posesiones y la inmortalidad, en una carrera para decidir quién ha de ser el
todopoderoso Rey del Juego que gobierne las leyes del azar y las manipule a su
antojo. Las Vegas se convierte en una ciudad viva, dominada por el personaje, y
el pretendiente, cual Odín tuerto, deberá enfrentarse a él bajo unas estrictas
reglas y supersticiones que le permitan acometer la empresa con posibilidades
de triunfar…
Otras obras
habidas en su currículum son: “The Skies Discrowned” (1976) y su revisitación
“Forsake the Sky” (1986); “Epitaph in Rust” (1976) y su
revisitación “An Epitaph in Rust” (1986); “Expiration Date”
(1995); “Earthquake Weather” (1997); y “Declare” (2000), ésta en
preparación por la editorial Gigamesh. A su vez, en castellano apareció en 1987,
en Tránsito 16, un relato titulado “Colina Abajo” (“The Way Down the
Hill”). Al igual que con la ya citada “Declare”, sería muy de
agradecer que se publicaran en España el resto de los títulos que aún
permanecen inéditos en nuestro idioma.
Bajo el
estilo aparentemente heterogéneo de Tim Powers, podemos encontrar algunos hilos
permanentes en su obra de corte histórico que se mantienen fieles a pesar de
todo lo demás: la magia es algo antinatural, que para ser combatido requiere
hierro y una toma de tierra, es decir, una pieza de hierro que entre en
contacto con el terreno; así, la descarga de fuerza se desliza hasta el suelo
inofensivamente, sin hacer daño alguno a su supuesta víctima, dejando en su
paladar un amargo regusto metálico, similar al de la sangre; la propia tierra
es un elemento que lucha contra ese aspecto mágico, entregando su fuerza a
aquéllos que han nacido de ella como Anteo, o evitando que ciertas criaturas
surgidas de lejanos abismos puedan tocarla so pena de ser destruidas de
inmediato. Además de esto, los propios argumentos de las obras, a pesar de sus
aparentes diferencias, resultan auténticos remedos unos de otros, de tal modo
que nos sorprende al aplicar una y otra vez el mismo esquema a diferentes
épocas y diferentes personajes: el protagonista es un sujeto de vida gris y no demasiado
agradable hasta el momento, encerrado en su propio mundo de frustraciones y amarguras,
que en un momento dado descubre que todo a su alrededor complota para hacer le vida
aún más difícil si cabe hasta que acepte convertirse en una especie de héroe
que irá llevando palos desde todos los lados y ángulos posibles, para,
finalmente, resolver las comprometidas situaciones en las que se empeña en
ponerle el destino, con la ayuda de algún misterioso “demiurgo”, y finalizar la
empresa con un éxito, al menos, razonable.
Su obra
suele ser rápida, llena de actividad, con breves pausas para que el lector recupere
un poco el resuello, aunque, dependiendo del argumento, el ritmo puede subir o bajar
para acomodarse a las características de los personajes y sus limitaciones, o
los ambientes en los que se desenvuelve la acción; así, mientras que en “Las
Puertas de Anubis” el protagonista apenas tiene tiempo de descansar, en “La Fuerza de su
Mirada” las imágenes y secuencias son más reposadas, aunque igualmente
llenas de tensión.
Un detalle
que es de agradecer cuando se tocan estos temas históricos es el del rigor: a la
hora de escribir sus novelas, se documenta a conciencia en busca de todos los
detalles pertinentes para evitar caer en el error de atribuir características o
eventos falsos o incorrectos a hechos del pasado que podrían dar al traste con
toda la labor efectuada hasta el momento, y estropear lo que a todas luces son
estupendos trabajos.
En
resumen: Tim Powers, desde mi humilde punto de vista, es un escritor más que recomendable
para todo aquel que se sienta mínimamente atraído por la Historia Alternativa
o Fantasía Histórica, como prefieran llamarla; al mismo tiempo, casi con total
seguridad, también los aficionados a la Ciencia Ficción
estarían contentos de conocer la obra de este novelista.
Fuentes de
información:
Las
Puertas de Anubis.
Editorial Martínez Roca, colección Gran Fantasy
En
Costas Extrañas.
Editorial Martínez Roca, colección Gran Fantasy
La Fuerza de su Mirada. Editorial Martínez Roca, colección Gran Fantasy
La
Última Partida. Editorial
Martínez Roca, colección Gran Fantasy
Esencia
Oscura. Editorial
Gigamesh
www.gigamesh.com/autortimpowers.html
www.gigamesh.com/libro009encostasextranyas.html
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