domingo, 19 de octubre de 2014

2.- NUEVOS DATOS



             
  THE NEW LHORK HERALD TRIBUNE

      NUEVOS DATOS SOBRE LA CONSPIRACION DEL CIRCULO DE LHORK



Erre que erre.- Según los nuevos datos recogidos por nuestros reporteros, estamos en condiciones de ofrecerles nuevas informaciones sobre el "contubernio judeomasóni­co", la conspiración que esa asociación que se autodeno­mina Círculo de Lhork, está llevando a cabo contra la confiada Humanidad.
A medida que vamos profundizando en las intri­gas y relaciones que el Círculo mantiene, vamos tropezando cada vez con más y más personajes históricos empeñados en una causa común con esa infame asociación que pretende dominar el mundo (Aunque no sabemos bien cuál es el sistema empleado para llevar a cabo tal dictadura). Entre otros, podemos citar algunos de estos nuevos personajes:
Juana la Lhorka. Pobre mujer... Cuando su marido, Felipe el Hermoso, le arre­bató todos los fanzines del Círculo para impedirle que siguiera leyendo aquellas publicaciones tan subversi­vas (Que, por cierto, leía él con gran asiduidad), se volvió completamente majare­ta, y hubo de ser recluida a perpetuidad en Tordesillas. A raíz de la muerte de su esposo, cosa que la produjo una gran alegría a causa del odio que había llegado a cogerle, ordenó que se registrarán las habitaciones en busca de las publicacio­nes del Círculo. Cuando resultó evidente que no aparecían por ninguna parte, cogió tal mosqueo que deci­dió que no volvería a com­prar ningún número.
El general Custer, el hombre que se hizo famoso por masacrar indios y, más tarde, por el descalabro monumental que sufrió en Little Big Lhork. Al pare­cer, según los datos recogi­dos, este soldado "ejemplar" odiaba a muerte a Toro Sentado, otro de los miemb­ros del Círculo (al que, por cierto, apodaba despectiva­mente Vaca Tumbada), porque había entrado a formar parte de una asociación a la que decía que no tenía derecho a pertenecer. Al parecer, sus últimas palabras en el campo de batalla fueron: "Siento dejar este mundo sin echar del Círculo a ese indio inmundo".
Hércules Poilhork, el famoso detective belga inmortalizado por Agatha Christie. Por lo visto, este engreído cabeza de huevo despreciaba a todo aquel que estuviese no tan sólo por debajo de su excelsa inteli­gencia, sino que, con mayor alevosía, se negaba en redondo a tratar todos aquellos casos en los que su cliente no pertenecía al Círculo de Lhork.
Salhorkmon. Este famoso sabio de la antigüedad (famoso, entre otras cosas, porque tuvo la salvaje idea de partir un niño por la mitad y repartirlo entre sus supuestas madres, a sabien­das que la auténtica no se encontraba en aquel momento en la sala del juicio.) tuvo en tan alta estima al Círcu­lo y a su fundador, Lhork, que edificó un templo en su honor. En contra de lo que la gente cree, este conocido edificio, conocido como el Templo de Salhorkmon, no estaba consagrado a Dios, sino a Lhork, el cual, según fidedignas fuentes de crédi­to, se aparecía a sus fieles durante las ceremonias bajo el aspecto de un personaje enfundado en una tintineante cota de malla y cubierto con un casco con cimera de halcón y una tela que le tapaba las facciones.
El famosísimo marqués de Roquelhork, inventor de un exquisito queso que lleva su mismo nombre. Poca gente sabe que la idea se le ocurrió a este buen hombre durante un sueño en el que ordeñaba una vaca y se bebía la leche. En ese momento, vio el logotipo del Círculo (Posteriormente renovado por otro más bonito y épico), y pensó en el queso. Se rumo­rea que despertó gritando: "¡Eureka! Por Lhork, ¡je l'ai trouvé!"
Las investigaciones en curso siguen aportando a esta redacción un aluvión de datos sobre los personajes implicados en este siniestro complot. En este preciso momento, una noticia de última hora me informa de un terrible hecho: los princi­pales miembros del Círculo, entre los que parecen encon­trarse los jefes de este periódico, han ofrecido 10.000 dólares de recompensa por aquél que me encuentre y me entregue. Hasta ahora he conseguido esconderme y escapar de la cárcel de máxima seguridad en la que había sido confinado (en Lhorkatraz, para ser más exactos), pero no tengo esperanzas de mantenerme permanentemente así. De hecho, me ha parecido oír ruidos cerca de la mesa en la que estoy escribiendo. Si ello es posible, procuraré mantenerles informados de los últimos datos que me vayan llegando.
Creo que me han encon­trado,... Vienen a por mí... Quiera el cielo que sólo pretendan detenerme... Dios  mío, esa sombra..., son ellos...

Jose Francisco Sastre García



Nota de la redacción: Hemos de pedir unas sinceras disculpas por el tono de este artículo, con el que no nos sentimos identificados de ninguna manera. Lamentamos profundamente tener que comunicarles que nuestro periodista, el sr. Sastre, tras fugarse de la cárcel en la que había sido internado, se presentó en las oficinas del periódico a altas horas de la madrugada, a escondidas, con la evidente intención de escribir este reportaje. Y hubiera conseguido hacerlo y escapar sin ser visto, si hubiera decidido optar por el método tradicional de utilizar el bolígrafo. Pero no pudo evitar la tentación de usar el ordenador (Es un obseso de esos trastos diabólicos), por lo que nuestro guarda de seguridad le localizó al oír el tableteo frenético y desesperado del teclado. Según la declaración del citado guarda, al verse descubierto saltó de la silla en la que se sentaba y sacó de un bolsillo un plátano que se aplicó inmediatamente en las sienes, amenazando con disparar si intentaban atraparle. Nuestro hombre, heroicamen­te, le redujo tras una breve pero feroz pelea (Dan fe del salvajismo del Sr. Sastre los ligeros cortes que el guarda tenía en la cara, ocasionados, según el detenido, por la maquinilla eléctrica de afeitar que nuestro empleado había usado por la mañana), y le ató fuertemente mientras llamaba a la policía. Personados éstos en el lugar de los hechos, pudieron constatar el fuerte olor a alcohol que surgía del aliento de nuestro periodista, así como un extraño aparato en su bolsillo que llamó CD-LHORK, algo similar al CD-ROM pero mucho más grande. Momentáneamente consiguió liberarse y esgrimir un nuevo carnet del Círculo de Lhork, que Dios sabe dónde habría conseguido, ya que en él figuraba el nombre de otra persona. Amenazó a todos con cortarse las venas con el citado carnet, lo que hizo que a todos los presentes nos entraran tantas ganas de reír que el pobrecillo se quedó mudo de asombro e ira. Intentó saltar por la ventana gritando como un poseso cosas acerca de ese misterioso Círculo con el que no hace más que meterse, como "¡Por Lhork, que me las pagaréis, canallas!", "¡Viva Lhork!", "¡Volveré como el vengador de Lhork!", "Beba el mejor vino, LhorkRioja" (No se nos ocurre a qué venían estos extemporáneos, pero juramos por Crom que dijo estas y otras barbaridades) Pero como era una planta baja...

Ahora, parece que está encerrado en un psiquiátrico de alta seguridad. Esperamos que no vuelva a escaparse. Y, por supuesto, se le ha retirado la acreditación de periodista, cesándosele en el acto.

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