

LA LÁGRIMA PERDIDA
Alejandro Barrero
Hemos llegado al final del viaje, un
viaje que comenzó hace tiempo, cuando Alejandro, el autor de esta trilogía, me
invitó a pasear con él por reinos de fantasía en los que conviven las criaturas
tradicionales con otras de su invención, en los que se prima, por encima de
todo, el viaje iniciático de los personajes en busca de su evolución, de su
desarrollo como seres pensantes, racionales…
El viaje comenzó cuando descubrimos
que Con el Diablo no se Juega, y posteriormente prosiguió con El Beso de la
Leónida; y ahora, La Lágrima Perdida pone el corolario a una historia en la que
la aventura y la acción mantienen al lector pegado a las páginas, y aún más el
desarrollo de los protagonistas.
En un principio era una historia más
juvenil, pero poco a poco, a medida que el autor ha ido curtiéndose en estas
lides, a medida que ha ido descubriendo detalles que le han permitido dar mejor
forma a su obra, se ha ido volviendo un poco más adulta pero sin perder esa
frescura de la que hace gala a lo largo de los tres libros.
Sí, La Lágrima Perdida es el final
perfecto, un final cerrado sobre el que el autor podría volver en algún momento
si se lo propusiera y crear una secuela o una precuela, que todo podría ser: al
fin y al cabo, en el mundo de las letras siempre se pueden abrir puertas por
todas partes, ya que la imaginación y la creatividad no tienen límites ni
cortapisas, aunque eso sí: andémonos con tiento, que más de una vez se han
visto incoherencias e incongruencias literarias que han hecho que una
continuación se estropee a causa de una mala praxis a la hora de recuperar el
hilo de la historia…
Una vez más, Alejandro nos deleita
con un estilo ágil, sencillo, directo, en el que todo está medido y calculado,
aunque también es cierto que en este tipo de historias hay que tener en cuenta
el efecto cascada: una vez lanzado un evento, dejarse llevar por las
consecuencias da pie a más consecuencias, a más hilos, de manera que todo
podría desdibujarse si la mano firme del escritor no lo mantiene en su punto
correcto; y eso es precisamente lo que el autor hace, dejarse llevar por la
historia y, al mismo tiempo, mantenerla dentro de unos cauces adecuados para
que no se vaya de madre. El resultado es una trama sin fisuras, ligera, muy
fácil de leer y adictiva, que hace que el lector se sienta identificado con las
aventuras y, sobre todo, con los personajes.
Sí, puedo decir que estamos ante el
libro más completo de la trilogía, ante una historia que cierra todos los
aspectos que se habían creado en los dos anteriores, y concluye con un final
catártico, ofreciendo al lector, al final, un suspiro de alivio.
Visto el excelente resultado de esta
obra, esperaremos a ver con qué nos deleita en la próxima ocasión…
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