HENRY JAMES
José Francisco
Sastre García
Hablar de Henry James es hablar, sobre
todo, de "Otra Vuelta de Tuerca", probablemente su obra más conocida, en la que
desarrolla el terror gótico de una manera magistral, creando una atmósfera que
va evolucionando de la apacibilidad de la campiña inglesa hasta un ambiente
agobiante, casi claustrofóbico…
Con todo, no es lo único que
escribió; de hecho, su estilo parece ir adaptándose con el tiempo de una manera
sorpresiva: comenzando con una literatura sencilla, directa, sin apenas
florituras a pesar del decimonónico victoriano, en sus relatos más cortos, como
la ya citada "Otra Vuelta de Tuerca" o "Los Papeles de Aspern", poco a poco va
llegando, a medida que va escribiendo novelas más largas, como por ejemplo "Las
Bostonianas", a un estilo en el que las frases son muy largas con mucha
digresión y descripciones también muy largas, con un barroquismo mayor del
habitual, lo que hace que haya momentos en que pueda hacerse un tanto
incomprensible. Este cambio se hace patente, sobre todo, cuando Henry James
decide tomar a un amanuense para dictarle sus obras: teniendo como tenía un
problema de tartamudez ligera, lo fue superando a base de hablar despacio y con
mucha prudencia; considerando que la literatura, al menos la buena, había de
parecerse a la conversación de un hombre inteligente, este proceso de dictado
fue lo que a buen seguro daría pie al cambio en su estilo, en el que empiezan a
aparecer frases conversacionales.
Tendió sobre todo a escribir sobre
el drama interno, psicológico, en el que la alienación es una opción importante
si no fundamental; y la época en que perdió a sus padres y a un hermano, y
comprobó que "Las Bostonianas" no tenía el éxito que había esperado, lo marcó
profundamente con un sentimiento de amargura que le volcaría a escribir
historias que se asentarían en la frontera entre la realidad y lo sobrenatural;
fruto de esta situación surgiría su celebrada Otra Vuelta de Tuerca, en la que
unos fantasmas acosan a unos niños en una mansión en medio de la Inglaterra más
campestre y decimonónica.
En su obra suele exponer el
contraste que en su época se vivía entre la Europa clásica, perfectamente
asentada desde siglos de depuración histórica y cultural, y la América natal,
mucho más joven, plena todavía según el autor de una gran bondad y una
inocencia e ignorancia absoluta respecto de las costumbres de la Europa
tradicional.
Un gran clásico para leer, un autor
de referencia para quienes disfrutan de la buena literatura… Habría que ser muy
exigente para no disfrutar de sus historias.
La verdad es que se debería leer más a los clásicos. Yo, por mi parte, siempre leo a autores nuevos o compañeros de letras, pero me gustaría hacer más hincapié también en los libros que sentaron las bases de la buena literatura. Gracias por el post :)
ResponderEliminarBuenos días, Laura, y gracias a ti por asomarte a este espacio en el que intento dar a conocer o, cuando menos recordar, a grandes autores de nuestra literatura además de a las nuevas generaciones de escritores.
EliminarLas dos premisas que marcas son atinadas: de las grandes figuras se extraen ideas, conocimientos y recursos que nos ayudan a salir adelante y mejorar en nuestra afición común que es escribir, mientras que al mismo tiempo no se debe dejar de lado a a los nuevos autores que van saliendo en la actualidad y que conforman la cantera en la que la cultura literaria se va forjando...