ARGANTONIO, EL REY DE PLATA DE TARTESSOS
José Francisco Sastre García
Normalmente,
cuando se estudian personajes legendarios o semilegendarios solemos tropezarnos
con el problema de no disponer de apenas datos relevantes que nos conduzcan en
una dirección clara; así, algunos parecen perfectamente documentados pero no
hay resto arqueológico o histórico alguno que nos permita delimitarlos, otros
adolecen de falta de información suficiente pero con datos físicos que sí
parecen demostrar algo…
En
el caso que nos ocupa nos encontramos con un problema doble: no sólo la
existencia del rey Argantonio no está excesivamente demostrada, sino que además
el reino que gobernó, Tartessos, aunque perfectamente demostrado merced a los
yacimientos encontrados en puntos de Andalucía como Carambolo, donde apareció
el famoso tesoro del mismo nombre, Turta (capital o ciudad principal de la Turdetania), Mastia
(actual Cartagena), Molybdan, de la que sólo se conoce el nombre, o Elibirge,
posterior Iliberri,… aún no ha
entregado todos sus secretos: la capital aún permanece escondida, pero eso
podría cambiar: los recientes avances y descubrimientos efectuados en Doñana
podrían deparar fascinantes sorpresas al respecto…
El personaje
El
término Argantonio deriva del latín Argenteus,
plata, y su traducción viene a ser Hombre
de plata. Según algunas fuentes, este nombre estaría indicando un origen
indoeuropeo, generando divergencia de opiniones entre los investigadores, que
se dividen en dos corrientes: la de que los tartesios son de origen
indoeuropeo, y la de que no serían sino una rama de la gran familia griega.
Al parecer este rey gobernó desde el 670 a.C. hasta el 550 a.C., y fue el último rey
tartésico. También es el único del que se tienen referencias históricas, punto
acerca del cual reflexionaremos más adelante. Algunos le
otorgan un reinado de 80 años y una vida de 120, como Herodoto, mientras que
otros llegan hasta 150 (Plinio). Incluso algunos aventuran a darle la
evidentemente exagerada edad de 3 siglos, que podría confirmar la idea básica de
que disfrutó de longevidad y un largo reinado.
Acerca de la muerte de este personaje no existe cita ni referencia
alguna, por lo que no tenemos base alguna para plantear qué pudo ocurrir.
Su
reinado parece suponer el apogeo de la cultura tartésica, que es especialmente
rica y avanzada; sobre todo es conocida por la riqueza minera, en especial
bronce y plata. Anacreonte muestra a este rey como prototipo de la felicidad
terrestre, como un gobernador justo que rigió patriarcalmente los destinos de
su pueblo.
Autores como Herodoto relatan, entre otras anécdotas, que hacia el
siglo VI a.C., una nave con tripulantes focenses provenientes de Jonia (Grecia)
fue desviada, por causas climatológicas, unos kilómetros más allá de las
famosas columnas de Hércules. La desgracia se tornó en alegría cuando los
marineros griegos, comandados por Colaios de Samos, contactaron con una cultura
que parecía instalada en la más abrumadora abundancia. Sorprendidos por el
hallazgo, trabaron amistad con el rey de aquel pueblo, cuyo nombre era
Argantonio. Éste fue el origen de la relación militar y comercial que uniría a
ambos pueblos, por la cual el monarca
les ofrece ayuda para defenderse del ataque de los persas, llegando a decirse
que les envió 1500 kilos de plata, e incluso llega a proponerles Tartessos como
lugar de exilio en caso de que fueran derrotados. Es posible que se tratara de
una maniobra para sacudirse el yugo fenicio de Gadir (Cádiz), pero no le salió
bien: no se abrió ninguna colonia focense en su territorio; aunque también se
especula con la posibilidad de que lo que pretendiera realmente fuera dar salida
al comercio de los metales, interrumpido por la presión asiria sobre las
ciudades de Fenicia.
Después
de dejar el gobierno, y tras la batalla de Alalia en el 535 a.C., en la que los
etruscos y los cartagineses formaron alianza contra los griegos, el
Mediterráneo occidental cae en poder definitivo de Cartago. A partir de este
momento, las rutas comerciales desde la parte oriental hacia Iberia quedan
cortadas o al menos controladas por los cartagineses, lo que provoca que los
focenses finalicen su tratado comercial con el reino ibérico y éste vaya
quedando relegado lentamente al olvido.
Argantonio
no es un rey fundador, ni siquiera civilizador: responde más bien, como algunos
investigadores han apuntado, a la idea del legislador, del hombre capaz de
hacer convivir de forma armoniosa y justa a las diferentes partes de un pueblo.
Y la mera idea de su gran longevidad se debe, casi con total seguridad, a la
idea que en aquellos tiempos se tenía acerca de la vejez como fuente de
sabiduría, por lo que un personaje que fuera viejo, y que llegara a ser rey ya
de viejo, había de ser doblemente afortunado, y no sólo él, sino las gentes a
las que gobernara.
Apuntes sobre Tartessos
El nombre de Tartessos pudo proceder
del término con el que se conocía originalmente el río que bañaba la ciudad;
normalmente se cree que es el que los romanos llamarían posteriormente oleum flumen, río de aceite, y más tarde Betis, y al que los árabes
rebautizarían como Guadalquivir, río grande.
La capital del reino, tal vez llamada Turta o Tarta, podría haber
estado en una isla en la desembocadura o el Delta, en lo que los romanos
denominaban Lacus Ligustinus, que
posteriormente daría lugar a las Marismas del Guadalquivir.
Sin embargo, nada es seguro y hay autores que tratan de situar el río
Tartessos en las bocas del Odiel y el Tinto (ría de Huelva), en el Mar Menor,
en las bocas del Guadiana, en el Delta del Ebro o en el mismo Tajo. Veamos una
breve descripción de la zona: “Dicen que
Tartessos es un río en la tierra de los iberos, llegando al mar por dos bocas y
que entre esas dos bocas se encuentra una ciudad de ese mismo nombre. El río,
que es el más largo de Iberia y tiene marea, llamado en días más recientes Bateéis”.
Aún así, hay algunos que piensan que Tartessos fue el nombre antiguo de Carpia, una ciudad de los iberos.
En lo que respecta a su origen, como
ya se ha comentado no hay un claro acuerdo:
- Según las investigaciones más recientes esta cultura sería totalmente autóctona, formándose a partir de la evolución de las poblaciones locales herederas del Bronce del suroeste peninsular, evolución que llegó a su clímax cuando comenzaron a relacionarse con los enclaves fenicios del litoral.
- Según otros, la cultura tartesia sería el resultado exclusivo de la aculturación de los indígenas por parte de los fenicios. Esta teoría se apoya en las cronologías de colonización y en los restos arqueológicos, como cerámicas de retícula bruñida, de barniz rojo y las representaciones religiosas, que claramente hacen referencias a dioses orientales, como Astarté, Baal o Melkhart (que bajo su forma de toro aparece representado en numerosas ocasiones).
·
Sobre el origen de los propios
tartesios, y dentro del marco de las teorías difusionistas que se instauraron
durante los años 70 del siglo XX, se ha llegado a pensar que llegaron a la Península con los Pueblos
del Mar, o incluso que pudieron ser pueblos indoeuropeos, gentes que vinieron
desde las estepas al norte del Cáucaso y que se asentaron sobre las gentes
prehistóricas y podrían haber formado las culturas de El Argar o la de los Campos
de Urnas.
El
reino de Argantonio abarcaba un amplio territorio, dominando desde el Algarve
hasta las montañas de Alicante, y por el Norte se expandía hasta la Cordillera Mariánica
(la actual Sierra Morena) y el río Segura al Nordeste. Al parecer disponía de
diversas ciudades de cierta consideración, con capital en algún lugar de la
desembocadura del Guadalquivir, las Marismas o Doñana.
Parecen
estar datadas su existencia y su actividad comercial y minera desde al menos el
final de la Edad
del Bronce, es decir, fechas que estarían alrededor del 1100 a.C. Su fama había de
ser muy grande cuando griegos, fenicios, e incluso el propio Salomón buscaban
el comercio con el reino. En el Antiguo Testamento encontramos varias fuentes
de información al respecto:
·
“En efecto, el Rey Salomón
tenía naves de Tarsis en el mar junto con las naves de Hiram. Las naves de
Tarsis venían una vez cada tres años y traían oro, plata, marfil, monos y pavos
reales.” Libro de los Reyes I,
10-22. En la actualidad, algunos creen que Salomón no se refería a
Tartessos, sino al puerto de Aqaba, en la península del Sinaí. Sin embargo,
esta teoría no parece encajar demasiado con el hecho de que las naves de Tarsis
tardaran tres años en hacer el recorrido: el puerto de Aqaba está muy cerca de
Judea y Jerusalén, así que encajaría más la Tartessos que estamos
estudiando.
·
En un texto del Profeta Ezequiel (27, 12) se comenta que Tiro
comerciaba con Tarsis. En este caso es prácticamente seguro que sí se refiera a
Tartessos, puesto que Fenicia ya había contactado con ellos.
· En el Libro de Jonás (1,3)
dice: “Pero Jonás se levantó para ir a
Tarsis, lejos de la presencia de Yahvéh. Bajó a Yoppe y encontró una nave que
iba a zarpar hacia Tarsis. Pagó el pasaje y se embarcó en ella para ir con
ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Yahvéh”.
Podemos aún citar otras posibles
referencias a Tartessos y las relaciones que los diferentes pueblos tenían con
este reino:
- En la estela de Nora (siglo IX a. C.), encontrada en Cerdeña y escrita en fenicio, un navegante chipriota agradece al dios Pumar haber llegado a su hogar BTRŠŠ sano y salvo. El acrónimo BTRŠŠ ha sido relacionado por muchos especialistas con Tarshish (Tartessos). Pero también se interpreta por templo del cabo y mina o fundición, haciendo una más que posible referencia a la propia Cerdeña, que era explotada por su riqueza mineral por los fenicios. Sin embargo, en este aspecto hay una apreciación que me hace dudar de esta interpretación: si el navegante es chipriota y agradece a los dioses haber llegado a su hogar, ¿no sería lo más lógico pensar que esas siglas se corresponderían con Chipre?
- En la estela de Assarhaddon (siglo VII a. C.) aparece el nombre de Tarsis. Los Asirios no tuvieron ninguna relación con el Mediterráneo Occidental, pero es posible que conocieran el reino y su riqueza y por ello lo hayan citado.
- El poeta Estesícoro (siglo VI a. C.) menciona a Tartessos en su Geroneida, donde se narra el décimo trabajo que encomendó Euristeo a Heracles, que consistía en matar al gigante Gerión, que gobernaba en un reino cercano a Tartessos. Se considera como la primera referencia oficial a Tartessos.
- Cuando el viajero Pausanias visitó Grecia en el siglo II a. C. vio dos cámaras en un santuario de Olimpia, que la gente de Elis afirmaba haber sido realizadas con bronce tartesio.
- Plinio y Justino también hablan de Tartessos, pero de una manera un tanto confusa e imprecisa.
- En el tratado entre Roma y Cartago del año 348 a. C., se hace mención a "Μαστια Ταρσειον" (Mastia de los Tartesios), ciudad que en este caso podría referirse no a la ciudad de Argantonio, sino posiblemente a la actual Cartagena, que marcaba el límite que podía alcanzar Roma en la península Ibérica:
El
tratado está concebido en estos términos: "Sobre estas bases existe amistad entre los romanos y los aliados de los
romanos con los cartagineses, tirios, uticenses y sus aliados. Más allá del Kalón
Akrotérion y de Mastia de Tarsis, los romanos no podrán hacer presas ni
comerciar ni fundar ciudades. Si los cartagineses se apoderasen de alguna
ciudad del Lacio no sometida a los romanos, quedarán con el dinero y los
cautivos pero dejarán la ciudad. Si los cartagineses se apoderasen de gentes
con las cuales los romanos hubiesen pactado, aun cuando no estuviesen bajo el
imperio de los romanos, no las llevarán a los puertos romanos y, si alguno
fuera llevado y un romano se hiciera cargo de él, quedará libre. Lo mismo
evitarán los cartagineses; si por el contrario, alguien lo hiciese, no se le
perseguirá privadamente, sino que se considerará injuria pública. En Cerdeña y
en Libia ningún romano comerciará ni establecerá poblados (ni se acercará), a
no ser para aprovisionarse o para reparar sus naves. Si es llevado por una
tempestad, en un plazo de cinco días debe marcharse. En la parte de Sicilia
sometida a los cartagineses y en Cartago, un romano puede vender y hacer todo
aquello que es lícito al ciudadano. Igual derecho tendrán los cartagineses en
Roma”.
Al parecer desarrollaron una lengua y
una escritura propias, distintas de las del resto de la península, y hacia el
final de su civilización recibieron influencias de diversas culturas: fenicias,
griegas, o egipcias.
Según algunos investigadores, al reino se le dio el mismo nombre que
poseía la capital: al fin y al cabo, según las antiguas crónicas, el comercio
se realizaba con la ciudad de Tarsis o Tartessos, según el origen de la fuente
que tomemos. Disponemos de suficientes yacimientos para asegurar que hubo de
existir, pero nos encontramos con el escollo que ya habíamos comentado: si bien
han aparecido unos cuantos restos, el más importante, el de la capital, sigue
aún desaparecido.
Disponemos de otra vertiente de investigación que preconiza la
posibilidad de una Tartessos conformada por élites comerciantes que,
simplemente, acumulaban los beneficios económicos de su trato con los fenicios.
Para justificar esta idea señalan que pensar en un reino establecido es
absurdo, ya que no se han encontrado vestigios arquitectónicos que nos hagan
sospechar algo de mayor calado que simples estructuras aldeanas con escaso
tejido social. Sin embargo, tal planteamiento choca frontalmente con el hecho
de que por la misma época la Creta minoica se conformaba ya como un reino
perfectamente asentado y urbanizado, así que, ¿por qué no pensar que también
Tartessos pudo haber gozado del mismo estatus?
Acerca del final de este semilegendario reino se han establecido
también diversas hipótesis:
·
Unos piensan que fueron los
cartagineses quienes, alrededor del 500 a.C., destruyeron Tartessos para apropiarse
de sus recursos.
·
Otros aseguran que no hubo
destrucción alguna, sino que aquellos primigenios pobladores andaluces fueron
sufriendo una evolución que daría lugar a los turdetanos como sus grandes
herederos, ya que en la época romana estas gentes eran los más cultos de su
entorno, poseían una gramática más compleja que el resto y conservaban viejas
tradiciones que ellos mismos databan en 6.000 años de antigüedad (según nos
cuenta Estrabón), lo cual nos llevaría, a unas fechas aparentemente muy
tempranas para culturas como la tartésica, e incluso la sumeria…
·
También se piensa que pudo sufrir
un colapso al agotarse las vetas minerales, fuente principal de su economía y
riqueza: podría haber habido convulsiones sociales que habrían derribado a las
élites y, posteriormente, deshacerse el reino en lo que podríamos denominar
“polis”, ciudades independientes entre sí que poco a poco irían perdiendo la
hegemonía que una vez tuvieron.
·
Otra posibilidad que se ha
barajado es la de las invasiones celtas, teoría que no parece tener demasiado
sustento debido precisamente a la situación del reino y la ubicación de los
pueblos celtas que penetraron en la península ibérica.
·
Y, por último, se cree incluso que
pudo haber un terremoto o una sucesión de desastres naturales que dieron al
traste con la estructura que mantenía la cohesión del reino.
La forma de gobierno que se mantenía era de tipo imperial y poseían
leyes escritas en verso en tablas de bronce desde tiempo inmemorial (los 6.000
años que ya se han mencionado). Era una monarquía como las del resto del
Mediterráneo, con sede en una ciudad desde la que se controlaba todo el
territorio. Los fenicios propiciaron que toda la concentración del poder fuera
sobre un rey, ya que de esa manera les resultaba más fácil establecer
intercambios comerciales. Se puede dividir la cronología de Tartessos en dos
grandes grupos: los reyes mitológicos y los reyes históricos:
· Reyes mitológicos
·
Gerión: Primer rey mitológico de
Tartessos. Según la leyenda, era un gigante tricéfalo, o al menos con tres
cuerpos, que pastoreaba sus grandes manadas de bueyes a las orillas del
Guadalquivir. El mito dice que una de las doce pruebas de Heracles era el robo
de los bueyes de Gerión. Sin embargo, en este sentido las fuentes son diversas:
por una parte tenemos la leyenda de que Gerión era el gigante mítico que mató
Heracles y sobre el que construyó la
Torre de Hércules, en La Coruña; y por otra una versión muy
extendida en la que se dice que Gerión gobernaba en una isla más allá de las
columnas de Hércules, cerca de Tartessos y, por tanto, no perteneciente al
reino.
Manteniéndonos en esta figura mítica, puede ser interesante mencionar
una línea de investigación que puede dar lugar a algunas curiosidades: Gerión
es hijo de Crisaor, otro mítico rey de la Península Ibérica, quien a su vez es
vástago de Medusa, la gorgona más conocida de la mitología griega (sus hermanas
eran Esteno y Euríale). Esta investigación parece apuntar a que la figura de
esta criatura con reminiscencias reptílicas podría estar en el origen de la
realeza tartésica, mediante la exposición de algunos detalles como, por
ejemplo, la base fonética “Gr” que encontramos en Gorgona, Gerión o Gárgoris.
·
Norax: Nieto de Gerión e hijo de Erytheia,
conquistó el sur de Cerdeña, donde fundó la ciudad de Nora.
·
Gárgoris: Primer rey de la segunda
dinastía mitológica tartésica, rey de los curetes. Inventó la apicultura y el
comercio.
·
Habis o Habidis: Hijo bastardo de
Gárgoris no reconocido, escapó de la muerte ordenada por su padre viviendo
entre las bestias. Fue amamantado por una cierva hasta hacerse un hombre y ser
después reconocido por su padre. Descubrió la agricultura, atando dos bueyes a
un arado. Formuló las primeras leyes, dividió la sociedad en siete clases y
prohibió el trabajo a los nobles. Bajo su reinado se establece un sistema
social en que unos pocos viven a costa del trabajo y la miseria de una mayoría
pobre. Cuentan que dividió el reino en siete ciudades.
Sobre
estos dos últimos monarcas se escribió la Tragicomedia de Gárgoris y Habis, que menciona un
sistema social basado en la explotación del hombre por el hombre, nacido tras
el descubrimiento de la agricultura. Se trata de personajes mitológicos, cuya
existencia real es tan dudosa como la de Heracles.
· Reyes históricos
Argantonio
es el único y último rey del que se tienen referencias históricas.
El símbolo por el que al parecer se reconocía a Tartessos era una estrella
regular de ocho puntas.
Los
yacimientos más importantes que sobre el reino tartesio han aparecido, y sobre
los que se construyen las hipótesis acerca de este pueblo, son:
- Los tesoros de:
·
Carambolo
·
Aliseda
·
Belvís de la Jara
- La necrópolis de la Joya, en Huelva capital
- Cancho Roano
- Tejada La Vieja
Consideraciones
·
Comprobados
los datos de que disponemos, podemos dar por sentado que Argantonio existió;
sin embargo, la longevidad que se le atribuye hace pensar más bien en una
cuestión mítica, o tal vez, tal y como han apuntado algunos investigadores, que
en realidad no se trate de un rey físico, sino de un linaje, de una dinastía, y
que el término en realidad pudiera estar aludiendo, como en el posible caso de
Minos, al cargo de monarca que ostentaba. Esta teoría se vería reforzada por el
hecho de no existir referencia alguna a ningún gobernador anterior: ¿acaso en
los registros tartésicos saltan alegremente de los reyes míticos a este
gobernador? Sinceramente, para tener 6.000 años de historia “documentada”, la
laguna es monumental, a no ser que pensemos que el último mito, Habidis, pasase
el testigo al personaje que estamos analizando, con lo que situaríamos a un
personaje legendario en tiempos históricos como son los del siglo VII a.C. No
parece una opción factible, así que la teoría del linaje seguramente es la que
mejor pueda cerrar esta incógnita… En cualquier caso, no parece una explicación
suficiente: ¿desde cuándo en un registro de reyes no se mencionan los nombres
de los monarcas, sino sólo el cargo?
·
Tal
parece, como ya se ha apuntado a lo largo del artículo, que en su origen esta
figura aparece como la del buen rey que gobierna a sus súbditos con justicia y
equidad, y no como la del fundador de la civilización; teniendo en cuenta el
punto anterior, es factible pensar que esta parte del mito esté aludiendo a uno
de los monarcas, mezclando figuras de diversas épocas en un collage difícil de
desentrañar debido a la falta de documentación.
·
La
historia de los navegantes focenses parece estar encaminada a justificar de
alguna manera los intentos por establecer lazos comerciales con la Europa Oriental y
mantener a raya, o por lo menos una autonomía propia, con respecto a los
intereses fenicio-cartagineses establecidos en Gadir: Argantonio intentaría mantener
a toda costa a su reino alejado de las garras de sus vecinos…
·
En
la leyenda de Habidis nos tropezamos con una cuestión interesante, que es la
relacionada con el número siete. Éste parece ser un número de tipo sagrado o
mágico, que para algunas culturas representa todo lo bueno, pues en la
antigüedad se recurre a él una y otra vez: de la misma manera que tenemos que
el mítico monarca tartesio estructura el territorio en siete ciudades, podemos
citar la leyenda de las siete ciudades de Cíbola, en Norteamérica, las Siete
Ciudades de Antilia (mencionada por Aristóteles)…
·
Y
entramos en una cuestión más peliaguda, la de la ubicación cronológica de la
cultura tartésica: como ya se ha comentado, los registros de esta civilización
parecen remontarse a una época inverosímil para el nacimiento de las culturas;
si comúnmente se dice que la cultura empieza en Sumer alrededor del 4000-3500 a.C., ¿cómo encajar los
6000 años de historia de Tartessos? Éste y algunos otros detalles han hecho
especular a algunos investigadores, entre los que el más insistente ha sido
Schulten, con la posibilidad de que el mito platónico de la Atlántida fuera en
realidad un trasunto de la civilización del Guadalquivir. Pero la gran
antigüedad que asigna Platón a la cultura insular, junto con la carencia de
restos que identifiquen definitivamente el mito, hacen que esta teoría sea
insostenible. Existen incluso otros detalles que harían descartable esta
interpretación simplemente siguiendo al filósofo griego:
·
Los
atlantes se embarcaron en una guerra con los griegos que no consiguieron ganar.
Tartessos jamás pareció entrar en tal conflicto, si acaso pudo luchar contra
los fenicios o los cartagineses. ¿Serían éstos a los que se referiría en
realidad Platón?
·
El
carácter atlante es dictatorial, imperialista, basado en la expansión por la
fuerza de las armas, lo que contrasta notablemente con el carácter aparentemente
mucho más pacífico del pueblo del Guadalquivir. ¿Cómo hacer compaginar esta
contradicción? Tan sólo acudiendo a reyes anteriores a Argantonio, que pudieran
haber poseído este carácter…
·
Otros
autores han preferido recortar la cronología y han preferido identificar, en
unos casos Tartessos y en otros la
Creta minoica, con la Atlántida platónica, aludiendo a la diferencia
entre los años egipcios y los años “normales”, acercándolo hasta
aproximadamente el 1600 a.C.
Teniendo en cuenta que las descripciones del filósofo griego podrían encajar
bastante bien con el carácter de ambas culturas, altamente civilizadas, y que la
erupción del volcán de Santorini que tuvo lugar aproximadamente por aquellas
fechas debió ser tan fuerte o mayor que la del Krakatoa y, por tanto, una
verdadera catástrofe para las culturas del entorno mediterráneo, ésta es una
posibilidad que no resulta descartable, y aún menos teniendo en cuenta algunos
detalles:
·
La
capital tartesia se ubicaba en una isla.
·
Recientemente
se ha publicado la noticia de que se han descubierto nuevos restos
arqueológicos en Doñana, y se han lanzado las campanas al vuelo sobre su
relación con el mito platónico, puesto que parece tratarse de estructuras
circulares que encajarían con la imagen más típica que tenemos de la legendaria
ciudad. Pero antes de hablar, esperemos a ver las dataciones, puesto que lo más
probable es que nos encontremos con un nuevo yacimiento tartesio, quizás por
fin el de la capital…
·
La
erupción de la isla de Thera pudo provocar grandes movimientos de tierra y
marítimos: de hecho, la cultura minoica cayó en parte debido a esta debacle, lo
que puede hacer sospechar que Tartessos también sufrió una buena sacudida: la
cultura posterior, la que conocemos bien del siglo VI a.C., podría ser la
heredera que consiguió levantarse de tal catástrofe, dejando tras sí relatos
orales de lo sucedido a sus antepasados...
Bibliografía
- Geroneida, Estesícoro, s. VI a.C.
- Historias, Heródoto. s. V a.C.
- Pausanias. s. II a.C.
- Polibio. s. II a.C.
- Macrob, Luciano. s. II d.C.
- De Senect, Cicerón. s. II a.C.
- Plinio. s. II a.C.
- Estrabón. s. I a.C.
- Valerio Máximo. s. I a.C - s. I d.C.
- Dictionary of Greek and Roman biography and mythology, Smith, William, Sir.1867.
- Tartessos, Schulten, A. 1945.
- La localización de la ciudad de Tartessos, Caruz Arenas, A. 1969.
- Tartessos y El Carambolo, Carriazo, J. de Mata. 1973.
- Tartessos y los orígenes de la colonización fenicia en Occidente, Blázquez, J.M. 1975.
- Notas sobre las estelas decoradas del S. O. y los orígenes de Tartessos, Bendala, M. 1977.
- Consideraciones en torno a Tartessos y los orígenes de la cultura ibérica, Abad, L.1979.
- Problemas en torno a la definición del Bronce Tardío en la Baja Andalucía, Martín de la Cruz, J. C. 1984-1985.
- Consideraciones sobre las inscripciones tartesias, Correa, J. A. 1985.
- Los griegos en Tartessos: replanteamiento arqueológico-histórico del problema, Olmos, R. 1986.
- Tartessos y Huelva, Fernández Jurado, J., 1988-89.
- El impacto fenicio en Tartessos: las esferas de interacción, La cultura tartésica y Extremadura, Aubet, M. E. 1990
- La Prehistoria del Hombre, Fullola, Josep Mª; Gurt, Josep Mª. 1992.
- Los Enigmas de Tartesos, Alvar, Jaime y Blázquez, J. Mª. 1993.
- Fenicios, tartesios y turdetanos, Ruiz Mata, D. 1994.
- Ideología y poder en Tartessos y el mundo ibérico, Almagro-Gorbea, M. 1996.
- Tartessos y Europa, Miguel Romero Esteo. 2002. Posteriormente compondría una obra teatral sobre el mismo tema.
- Fuentes griegas y romanas referentes a Tartessos, Blázquez, José María. 2005.
- Tartessos, Mastia y las rutas comerciales de la antigüedad, Violat Bordonau, F. 2007.
- Resultados Investigaciones año 2007 - Doñana
- Resultados Investigaciones año 2008 – Doñana
- Ciclo de Norax de Tartessos, Manuel Berlanga.
- Sobre su Piel la Plata de Tartessos, Santiago Zaldívar Soriano.
- Tartessos, Jesús Maeso de la Torre.
- Tartessos, un Reino Soñado, Jaime Alvar.
Interesante la vida de este legendario rey tartésico Argantonio y el enigma que lo envuelve.
ResponderEliminarBuenas noches, Ángeles, y muchas gracias por tu interés: Tartessos es una cultura tan enigmática como interesante.
ResponderEliminar