CAFÉ SOCIETY
José Francisco Sastre García
Una nueva película de Woody Allen.
En sí mismo, ese hecho es una garantía de un trabajo bien hecho, de un buen
guion y unos mejores diálogos, pero… Lo cortés no quita lo valiente: aun siendo
un gran director, no se cuenta entre mis grandes favoritos, siempre lo he
preferido como actor.
Café
Society no deja de ser otra película más de Woody, con una recreación del
Hollywood en su época dorada muy lograda, un telón de fondo que sirve, en
realidad, para ilustrar las luces y las sombras de una industria que hizo las
delicias de los espectadores durante largo tiempo; y, sobre todo, para poner en
un contexto a lo que es el argumento definitivo del film: una historia de amor.
Trufada con elementos del hampa,
querencias y corruptelas entre conocidos personajes del mundo del cine
norteamericano, y una pequeña dosis de costumbrismo bajo la forma de la familia
del protagonista, la película traza, con una ironía muy sutil para reflejar
esos mundos por los que vagan por protagonistas en sus devenires, amores y
desamores, un escenario que no por menos conocido o esperado puede hacerse
sorprendente gracias a los suaves golpes de efecto a los que el director suele
recurrir para mantener la atención y el atractivo.
En sí misma, esta relación entre los
cuatro personajes principales (sí, cuatro, ni siquiera es un triángulo amoroso,
como podría parecer a primera vista) resulta un tanto rutinaria por haberla
visto en multitud de ocasiones, tocada de una forma muy similar, aunque en esta
ocasión Allen deja el final abierto para que el lector tenga ocasión de decidir
cómo van a terminar estos cuatro, a saber: el productor, su sobrino, la
secretaria del productor y una actriz. Todo ello, narrado bajo la voz en off
del propio Woody, que va contando la historia a medida que la vemos, dando
detalles generales en los momentos en que se produce un salto cronológico más o
menos notorio.
Diría que aunque la película es
buena, para mi gusto le ha faltado algo más, algo que podríamos llamar el sello
Woody Allen, el toque original, la vuelta de tuerca que podría haber convertido
Café Society en algo mucho más
llamativo y con más tirón. Y no hablo de más efectos especiales ni más acción,
simplemente de que las relaciones entre los personajes no se quedaran en algo
que casi podríamos llamar monótono a pesar de los diálogos y de las buenas
actuaciones que nos ofrecen.
A destacar:
- Como siempre, con este director, los diálogos, entre sutiles e irónicos.
- La parte del hampa: el hermano del protagonista, un gánster de los de la vieja escuela, que dirige una banda de hampones que trabajan con una naturalidad y una frescura que resultan por momentos incluso divertidos, moviéndose entre la sociedad como si todo fuera lo más normal del mundo.
- La familia del protagonista: judíos que mantienen la tradición pero a su manera, con unas costumbres tan laxas y adaptadas a los usos norteamericanos que de su credo casi sólo quedan el lenguaje, de vez en cuando, y el físico, que recuerda un poco al grupo hebreo.
En suma, en mi opinión ésta es una
película con la que disfrutar sin buscarle demasiado: Woody no está a la altura
de otros filmes, pero desde luego tampoco desmerece.
Bueno,a mí me pasa como a ti. Este director no está entre mis favoritos, pero hay alguna película suya que me ha gustado. Esta la veré sin duda. Solo por ser de época. Llámame superficial. Ya te contaré qué me parece ;)
ResponderEliminarCierto, a mí me encantó "La Maldición del Escorpión de JAde", me resultó sorprendente por la forma en que llevó el argumento, pero ésta... Lo siento, pero me sabe a poco. Espero que la disfrutes, Laura. Saludos.
ResponderEliminar